La ermita de Felix es mucho más que una construcción religiosa. Es memoria, paisaje, tradición y espiritualidad. Ideal para los que buscan turismo cultural, amantes de la historia o simplemente un espacio sereno en el que contemplar la belleza del litoral almeriense
La ermita de Felix es mucho más que una construcción religiosa. Es memoria, paisaje, tradición y espiritualidad. Un lugar donde convergen la historia musulmana y cristiana, la arquitectura popular andaluza, y el amor de un pueblo por sus raíces. Quien la visita, no solo contempla un edificio, sino que entra en contacto con el alma de un territorio. Ideal para los que buscan turismo cultural, amantes de la historia o simplemente un espacio sereno en el que contemplar la belleza del sur de Almería.
La ermita de Felix es uno de los enclaves más representativos del municipio de Felix, en plena Sierra de Gádor, dentro de la Baja Alpujarra almeriense. Se alza sobre el cerro de la Matanza, ofreciendo una panorámica única que abarca el golfo de Almería, Roquetas de Mar, Aguadulce, los invernaderos del Poniente Almeriense e incluso, en días despejados, las sierras que rodean el cabo de Gata. Esta pequeño infraestructura, a pesar de su sencillez, concentra siglos de historia, fe y tradición.
La ermita de Felix, una joya arquitectónica de la espiritualidad rural
Ermita de Felix. | DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE ALMERÍA
De base cuadrada y coronada por una cúpula, su interior está completamente vacío, sin paredes internas ni divisiones. Esta peculiaridad le confiere un carácter especial, casi simbólico, que invita al recogimiento y la contemplación.
En su parte superior se alza una cruz que simboliza la victoria del cristianismo sobre el islam, un reflejo del proceso de Reconquista que marcó la historia de esta comarca. El contraste entre la arquitectura de inspiración árabe y este elemento cristiano refuerza su valor histórico.
La ermita de Felix, lugar de devoción a San Roque
La devoción a San Roque marca profundamente la identidad de la ermita de Felix. Considerado el patrón de Felix, se cree que protegió a los vecinos durante las epidemias que asolaron la zona. Cada 16 de agosto se celebra una procesión popular en su honor. Desde la iglesia parroquial hasta la ermita, los vecinos acompañan al santo entre cánticos, oraciones y música.
Esta fiesta combina lo religioso y lo festivo, y es un reflejo de la cohesión social del pueblo. La ermita de Felix se convierte en ese día en el centro espiritual y social de la localidad.
Un mirador natural incomparable
Uno de los mayores atractivos de la ermita de Felix es su ubicación. Situada en lo alto del cerro, actúa como mirador natural de todo el entorno. Desde allí se pueden contemplar algunos de los paisajes más impresionantes de la provincia de Almería: el golfo de Almería, la franja litoral del Poniente Almeriense, e incluso el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.
Este entorno convierte la ermita en un lugar ideal para la reflexión y la desconexión, tanto para creyentes como para amantes de la naturaleza. Es un espacio de paz donde el silencio y el paisaje invitan al recogimiento personal.
Felix, herencia del legado musulmán
Los orígenes de Felix se remontan a la época musulmana, cuando esta zona era conocida como Sant Afliy, una plaza fuerte dentro de la defensa de Almería. La actual ermita podría estar relacionada con las antiguas construcciones defensivas o espirituales de aquel periodo.
El término comunal de Sant Afliy comprendía lo que hoy son los municipios de Felix, Enix y Vícar, bajo el nombre de la Taha de Almexixar o La Taha de Remepipar. Este pasado andalusí sigue presente en la arquitectura y el urbanismo del municipio, así como en lugares como el castillo del siglo XI o la iglesia construida sobre una antigua mezquita.
Qué ver en Felix
La ermita de Felix es uno de los puntos clave dentro del patrimonio cultural de Felix. Junto a ella destacan otros elementos históricos como la iglesia de la Encarnación de Felix, construida en el siglo XVI sobre la antigua mezquita y declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía; el castillo de Felix, datado en el siglo XI y recientemente restaurado, con vistas panorámicas desde su mirador, o la plaza de la Libertad, núcleo social del pueblo, en torno al cual giran las principales actividades festivas.
En este contexto, la ermita de Felix no solo es un lugar de culto, sino un símbolo de la identidad de Felix, un punto de conexión entre el pasado islámico, la cristiandad, y las tradiciones actuales.
Cómo llegar a la ermita de Felix
Para llegar a Felix, hay que tomar la salida 800 en la Autovía del Mediterráneo (A-7) (Roquetas de Mar / Aguadulce / Enix / Felix) y basta con seguir las indicaciones que nos dejarán en el mismo pueblo.
La carretera cuenta con un tramo de curvas y hay que estar atentos también a dos cruces seguidos, porque si usas GPS te indicará que gires a la izquierda. No lo hagas en el primero, ya que ese camino lleva a Vícar. Sí en el segundo, muy pocos metros más hacia adelante.
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La ermita de Felix es fácilmente accesible desde el núcleo urbano de Felix. Una vez localices la iglesia, no dudes en adentrarte por la estrecha calle de la Fuente.
Lo primero que verás será la fuente de Felix, y si subes por esa calle, bastante empinada, por cierto, entre casas bajas de un blanco inmaculado, podrás llegar a la ermita de Felix sin ninguna pérdida.
Eso sí, conviene llevar calzado cómodo para subir hasta el cerro. La recompensa es doble: por un lado, la belleza del edificio y su historia; por otro, las vistas que se extienden hasta el mar y la montaña.
Muy cerca de la ermita de Felix se encuentra el Restaurante Parritas, una buena opción si te apetece comer en Felix después de la visita. Un lugar en el que brilla la comida casera y destacan el rabo de toro, el conejo frito, las migas o el ajoblanco. Y una recomendación: si vas a ir, reserva en el salón, con unas vistas impresionantes a toda la sierra de Gádor.
Almería cuenta con un rico patrimonio cultural, histórico y artístico que atestigua el paso de civilizaciones y pueblos por unos parajes con castillos y monumentos
Hay muchas formas de mirar, sentir y vivir Almería, casi tantas como visitantes llegan a una tierra que puede presumir de ofrecer entre sus muchos atractivos un rico patrimonio cultural, histórico, etnográfico, artístico y arqueológico. A través de este es posible acercarse al paso de distintas civilizaciones, pueblos y culturas por una provincia que, además, es conocida en todo el mundo precisamente por un arte universal como el cine.
Desierto de Tabernas
Los escenarios naturales del Desierto de Tabernas y las numerosas estrellas del celuloide y grandes producciones que se rodaron y se siguen rodando en la provincia dan fe de que hay una Almería interior de una incalculable riqueza cultural. Tan solo hay que explorarla y descubrirla…
Por el Desierto de Tabernas y otros parajes de Almería han pasado desde los años 60 grandes estrellas del cine mundialmente conocidas y se han rodado numerosas superproducciones. Este lugar de película ofrece al visitante el atractivo lúdico de sus parques temáticos, en los que pasar una jornada inolvidable en familia o entre amigos, ambientados por completo en el salvaje Oeste, y donde ver en acción a verdaderos actores y especialistas. Se puede, además, recorrer muchos de los lugares que fueron en su momento platós al aire libre de míticas películas. Y para los amantes del deporte, sobre todo del trail, la BTT y el senderismo, el desierto más meridional y casi único de Europa es un destino imprescindible para ser recorrido.
Ciudad de la Cultura en el Valle del Almanzora
Ciudad de la Cultura en Olula del Río. | Curro Vallejo/Diputación de Almería
Hay una Almería volcada con la cultura al más alto nivel, y especialmente un punto en la provincia de obligada visita para todos aquellos que persiguen la belleza artística. Se encuentra en el Valle del Almanzora. Olula del Río se ha convertido en el polo artístico más importante del sureste peninsular gracias en gran medida al talento y el empeño del artista Andrés García Ibáñez, impulsor de un anillo museístico conocido como Ciudad de la Cultura, y en el que junto a la del propio Ibáñez está también la impronta de otros dos grandes artistas en diferentes campos, como Antonio López y Carlos Pérez Siquier, amén de una indispensable colección de arte almeriense e indaliano.
Precisamente la última instalación inaugurada lleva el nombre del afamado fotógrafo almeriense, el primer espacio dedicado en España a uno de los grandes clásicos y en el que se custodia el legado de Pérez Siquier. El Museo Ibáñez, germen de todo, cuenta con 25.000 metros cuadrados y 18 salas de exposición, donde apreciar la extensa obra del propio García Ibáñez, reputado pintor figurativo. Y es ya todo un un icono de la comarca la imponente estatua La Mujer del Almanzora, obra del renombrado Antonio López, compuesta por 280.000 kilos de mármol blanco Macael y que preside un entorno en el que también se puede disfrutar de un jardín botánico y gliptoteca con estatuas clásicas grecorromanas.
El culto por la belleza está muy presente en el interior de Almería, por pequeño que sea el lugar al que pongamos rumbo. Si es al pequeño pueblo de Terque, en la confluencia de los ríos Andarax y Nacimiento y que no llega a 400 habitantes, entonces habremos puesto el pie en una Almería que cuida de sus tradiciones y su legado cultural, que los mima y los expone para el conocimiento de las generaciones actuales, que los guarda como tesoro etnográfico de la memoria colectiva y rural.
Los Museos de Terque suponen un complejo formado por cinco instalaciones: Museo Etnográfico, Museo Provincial de la Uva del Barco (cultura parralera almeriense), La Modernista (tejidos y vestimenta) y el Museo de Escritura Popular, además de la Cueva de San José, un espacio dedicado a exposiciones, conferencias y conciertos.
Más al norte, en la comarca de Los Vélez, la más septentrional de Almería, se encuentra otro foco de gran atractivo turístico por el rico patrimonio artístico que atesora. En Vélez-Blanco se erige una joya del Renacimiento Español que mandó construir a principios del siglo XVI y sobre los restos de una alcazaba árabe el Marqués de Los Velez, Pedro Fajardo Chacón: el extraordinario Castillo Palacio de Vélez-Blanco.
Esta construcción forma parte -en un lugar muy destacado por antigüedad, conservación y valor arquitectónico- de la extensa nómina de castillos, fortalezas y baterías militares que se conservan en la provincia de Almería de épocas pretéritas. Otros ejemplos son el Castillo del Marqués de los Vélez (en Cuevas del Almanzora), el Castillo de Tabernas, el Castillo-Torre de Macenas (Mojácar), los restos de la Muralla de Adra, o la amplia red de baterías y torres costeras defensivas medievales que salpican el litoral.
Culto religioso
Las construcciones dedicadas al culto religioso e incluso el culto en sí (peregrinaciones y romerías populares), son otros dos puntos fuertes del legado patrimonial y popular presentes en la provincia.
La peregrinación del Cristo de la Luz, en Dalías, concita cada año a decenas de miles de personas llegadas desde distintos puntos de dentro y fuera de Almería, para venerar la imagen del santo en la Iglesia de Santa María de Ambrox, acompañados sus momentos culminantes con cantidades ingentes de pólvora. Es el evento de este tipo más multitudinario de Almería, aunque no el único, pues las romerías a ermitas y santuarios están muy presentes en pueblos almerienses de todas las latitudes, así como en la capital.
Plaza de la Encarnación e iglesia de Vélez-Rubio. | Lázaro Martínez/QVEA
Volviendo a Los Vélez, Vélez-Rubio posee una de las iglesias más atractivas y de mayor valor patrimonial y artístico de la provincia. Construida en 1753, cuenta con elementos del Barroco y el Neoclásico y dos características torres, así como apreciables vidrieras y una figura esbelta y a la vez majestuosa.
Las dos torres están también presentes en la Iglesia de la Anunciación de Berja o la de Nuestra Señora de la Asunción de Huércal-Overa, otros templos almerienses de gran belleza. Son solo unos ejemplos de las numerosas construcciones religiosas dignas de visitar de la provincia, donde existen varios edificios levantados como iglesias-fortaleza, con marcado carácter defensivo además de religioso.
El principal de estos templos es la Catedral de la Encarnación de Almería, aunque también existen en Adra o en Vera, construcciones ambas que, curiosamente, también son llamadas de la Encarnación.
Recreaciones históricas
Y la provincia de Almería está también en vanguardia nacional de las recreaciones históricas, eventos de calado para los pueblos, con la participación de un altísimo porcentaje de vecinos que cada año se vuelcan en la puesta en escena de acontecimientos que marcaron el pasado de sus localidades y que se mantienen vivos, atrayendo a su vez a numerosos visitantes de fuera. Son más, y además hay municipios que se van sumando con nuevas apuestas, pero hay dos que destacan especialmente, por lo mucho que mueven y el franco crecimiento que están experimentado. Se celebran en Padules y Macael.
La recreación de la Paz de las Alpujarras reúne cada año a cientos de personas durante varios días en la pequeña localidad de Padules, con numerosas actividades paralelas a la cuidada y trabajada puesta en escena que rememora la Rebelión de los Moriscos en la comarca alpujarreña durante el siglo XVI. Prácticamente todo el pueblo participa en la recreación de distintas escenas en unos días de verdadera fiesta muy recomendables para pasarlo bien y aprender.
E igual sucede en Macael con la representación de la lucha entre Canteros y Caciques, acontecimiento que transforma durante varias jornadas el pueblo del mármol y del que igualmente están muy orgullosos los macaeleros y vecinos de otros municipios de la zona, que han vivido tradicionalmente, y lo siguen haciendo, de la cantería y la piedra.
Historiadores, sastres, remanecientes de Padules, almerienses e implicados de diferentes ciudades de España, son quienes se han dedicado durante años a realizar una meticulosa investigación de lo ocurrido en 1570.
Esta recreación histórica de la Paz de las Alpujarras pretende representar un hito que tuvo lugar en Padules hace más de 400 años, cuando Al Habaqui, capitán del autoproclamado rey de los moriscos, Muley Abdallah Abén Boo, rinde armas y bandera ante Don Juan de Austria, capitán y hermanastro del rey más poderoso de ese tiempo, Felipe II.
Desfile de las tropas. | Alba O./QVEA
Por este motivo, sus integrantes se reúnen en este pueblo cada primavera vestidos de moriscos y cristianos para representar el tratado de paz que dio fin a las guerras entre ellos en 1570. Este escenario de carne y hueso se convierte en un referente para muchos municipios de la provincia, ya que es una puesta valor por la recuperación de sus raíces.
Desde 2013, durante dos días el siglo XVI se apodera de cada rincón del municipio. Sus participantes se pasean orgullosos caracterizados de soldados, nobles y plebeyos. Perfeccionándolo año tras año, son cada vez más las personas que deciden colaborar en esta actividad.
Cómo llegar a Padules
Este pueblo alpujarreño es principalmente conocido por albergar Las Canales de Padules, un divertido recorrido que la naturaleza formado con pozas y caños originados por el río Andarax. Situado entre Canjáyar y Almócita, para llegar al destino se debe coger la A-348 desde Benahadux, en dirección Alhama de Almería, continuando por esta carretera hasta llegar al cruce que indicará la entrada al pueblo. Padules se sitúa a tan solo 50 kilómetros de la capital y unos 50 minutos aproximadamente desde Almería.
¿Qué pasó en la Alpujarra en 1570?
Los padulenses eran conocedores de que la cruz situada en su pueblo tenía un significado histórico detrás. Una vez comenzó su restauración, vecinos del pueblo comenzaron a ponerse en contacto con historiadores con el fin de desvelar la historia de la Alpujarra y de Padules.
Tras una exhaustiva recopilación, descubrieron que la cruz recibía el nombre de Juan de Austria porque Padules había sido el territorio elegido por Don Juan de Austria para implantar su campamento en la guerra contra los moriscos, los cuales se sublevaron en 1568.
Sin embargo, D. Juan de Austria llegaba en 1560 a este pueblo con el objetivo de conseguir un acuerdo de paz, o de lo contrario, vencer a los moriscos. Dos caminos totalmente distintos que podrían haber cambiado el rumbo de la historia, aunque finalmente fue un día de 1570 cuando D. Juan de Austria y Muley Abdallah Abén, rey de los moriscos, pusieron fin a una guerra que estaba desabasteciendo estas tierras.
La base fundamental de la Paz de las Alpujarras es su rigor histórico, ya que todo lo que se expone durante ese fin de semana ha sido supervisado por historiadores y especialistas en materia del siglo XVI.
No hay límite edad para formar parte de esta familia, de hecho, la diferencia de edad, interracial y cultural, posiblemente sea lo que le haga especial.
La Paz de las Alpujarras: actividades durante el fin de semana
Campamento Don Juan de Austria. | Alba O./QVEA
Para conseguir semejante celebración repleta de actividades, conciertos y desfiles, todo el pueblo trabaja duro durante el año para que esos días el medievo consiga instalarse en Padules sin dejar ningún detalle al azar.
El desfile de tropas desde la entrada del pueblo hasta la Plaza de la Iglesia, se considera la apertura de este ansiado fin de semana.
Tras llegar a la plaza, se da la bienvenida de mano del alcalde, agradeciendo a todos los visitantes y contribuyentes su presencia. Veteranos y principiantes, sin distinción entre ellos, representan varios bailes medievales con vestimentas acordes al siglo XVI. Cabe señalar que, para poder participar en la recreación, los trajes deben ser obligatoriamente confeccionados por sastres de costura encargados de imitar patrones originales.
Seguidamente, las tropas y el resto de asistentes se dirigen a la apertura del campamento D. Juan de Austria, donde durante la jornada se llevan a cabo actividades adecuadas para todas las edades, dando cabida al entretenimiento y la enseñanza. Toque de tambores, exhibiciones militares, pequeñas escaramuzas, un armero, las damas, o el propio pintor de la corte, son algunas de las recreaciones a contemplar.
Utensilios de la época.| Alba O./QVEA
En el campamento que solamente cierra a mediodía y durante la noche se pueden presenciar exhibiciones como: la lectura del bando de Santa Fe; disciplina de picas y tiro con arco entre tropas cristianas y moriscas; variedad de talleres de vida cotidiana del siglo XVI (esparto, cocina, cetrería, ordeño de animales…).
Es abrumador como el realismo se apodera del campamento a modo de una acogedora ciudad que en su entonces se disponía para alimenta al ejército de D. Juan de Austria. En definitiva, un homenaje a lo que pudo ser Padules en 1570.
Al día siguiente, el pueblo se despierta con la diana floreada a cargo de la Banda de Guerra del tercio de D. Juan de Austria, dando lugar de nuevo a la apertura del campamento para la jornada del domingo.
Acto de rendición
Este hito está basado en los libros históricos de los historiadores de la época, Ginés Pérez de Hita y Mármol de Carvajal, quienes plasmaron todo lo que sucedía en ese momento en el campamento cristiano situado en el Real de Los Padules del Andarax.
Gracias a su narración se descubre que los moriscos capitaneados por Al Habaqui, interlocutor de Muley Abdallah Abén Aboo, rinde arma y bandea ante Don Juan de Austria, capitán y hermano del rey de España en ese tiempo, Felipe II. De esta manera, D. Juan de Austria finalmente opta por regalarle un anillo al rey de los moriscos debido a su gesto de rendición, llegando así al acuerdo de paz que ponía fin a tres años de guerra.
La Paz de las Alpujarras, un evento conocido a nivel nacional
Desde que Padules emprendió esta exitosa idea, atraídos por el tema han contactado con los organizadores para participar en este festejo. Desde Almansa, Zaragoza, Madrid o Granada, se trasladan grupos a colaborar, enfundarse en elaborados trajes y divertirse recreando el sigo XVI.
Padules se caracteriza de otras ciudades por la posibilidad de representar a los moriscos, debido a que eran la base fundamental de los que vivían en este pueblo alpujarreño, además de turcos, que aparecieron con el fin de ayudar a los moriscos en la guerra contra Felipe II.
Recreación de La Paz de las Alpujarras. | Alba O./QVEA
Se debe tener en cuenta para aquellos interesados en acudir, que exceptuando la rendición que si conlleva preparación (representación de varios textos teatralmente), no es su objetivo hacer teatro, sino revivir y recrear un hito histórico de la forma más placentera posible.
Broche final a las jornadas
Además, este pueblo destaca en la Alpujarra por ser uno de los más elegidos por sus bares y restaurantes. Unas tapas o un buen solomillo a la brasa del restaurante ‘Barroso’ puede ser un buen plan para poner el broche final a estas jornadas.
La Paz de las Alpujarras podría considerarse la oportunidad idónea para visitar este municipio. Quién sabe si serás el próximo en participar en este acontecimiento cuya magnitud solo va en aumento.
Canjáyar se proclama por ser conocida nacionalmente como la fuente de aceite de la provincia de Almería. Es complicado que algún almeriense no conozca La Almazara de Canjáyar, uno de los mayores productores de aceite de oliva virgen extra. Sin embargo, este municipio alpujarreño cuenta con numerosos rincones atrayentes que merecen la pena visitar. La Iglesia de la Santa Cruz del Voto, la Ermita de San Blas, o el museo abierto Historia de la Villa de Canjáyar, son alguno de ellos.
Remaneciente de la cultura andalusí, este pueblo de la Alpujarra Almeriense mantiene su legado entre la agricultura y sus costumbres populares. Canjáyar se considera uno de los pueblos con un pasado ligado a la riqueza que proporcionó la uva, considerándose así un municipio que gozaría de cierta importancia durante esa época.
Cómo llegar a Canjáyar
Con poco más del millar de habitantes y rodeado por Padules y Ohanes, Canjáyar es un municipio situado en la comarca de la Alpujarra Almeriense. Para llegar hasta este destino se debe coger la A-348 desde Benahadux, en dirección Alhama de Almería, continuando por la misma carretera hasta llegar a una de las dos entradas del pueblo.A tan solo 47 kilómetros de la capital, se llegaría a vuestro destino en 45 minutos aproximadamente.
Qué ver en Canjáyar
La primera impresión de este pueblo de la alpujarra nos muestra sus rasgos de origen morisco, detectable en sus calles, arquitectura de antaño y sus casas escalonadas. En Canjáyar el punto de encuentro es la Puerta del Sol. Lejos de parecerse a la de Madrid, se trata de un pequeño cruce desde donde gusta partir a sus transeúntes y habitantes. Una vez encauzado el paseo, a pocos metros se encuentra la Plaza de la Constitución, el centro neurálgico del pueblo.
Una plaza prominente donde se levantan el Ayuntamiento a un lado y la Iglesia de la Santa Cruz del Voto a otro, separados a su vez por una alta fuente. Una plaza en la que Canjáyar disfruta de sus grandes acontecimientos.
La Iglesia y las fiestas de la Santa Cruz
Aparentemente similar a otros templos religiosos por su arquitectura, esta Iglesia solo abre un día al año una de sus dos puertas. Bautizada como la puerta del Ángel. Esta solo se abre el 19 de abril, día de celebración de la Santa Cruz del Voto. Situada en el centro del pueblo, contiene una de las joyas de Canjáyar, su patrona la Santa Cruz.
Templete de la Cruz Blanca. | Alba O./Canjáyar
Iglesia de Santa Cruz del Voto. | Alba O./QVEA
La festividad comienza con el culto religioso ya desde el mediodía, pero sacando a la imagen del Ángel al anochecer en procesión hasta el Templete de la Cruz Blanca. Es en ese momento cuando solamente se abre la puerta del Ángel, ya que para el resto de ocasiones se emplea la puerta principal.
Cuando escuchas Cruz Blanca no imaginas ese reluciente templete blanquecino en una de las entradas del pueblo. Esta cúpula digna de presenciar está en pie desde 1996 y la corona una cruz. No mucho tiempo atrás, el ángel portaba un fajín rojo lleno de donaciones, pulseras y rosarios con promesas de sus devotos. Sin embargo, este tuvo que ser retirado para proteger el bienestar de la imagen.
Tras disfrutar de un día señalado para el pueblo, al siguiente día tras la misa solamente se desplaza la imagen de la Santa Cruz hasta la Ermita del Cerro San Blas, donde el clérigo procede a bendecir los campos desde un diminuto mirador que hay en el cerro. En su vuelta a la Iglesia, se planta la Santa Cruz para que sus devotos puedan besar la imagen y pedir un deseo.
Al entrar a esta Iglesia del siglo XVI los ojos van directos al frente, entre colores dorados y un rojo pasión, el altar alumbra un brillo que acapara tu atención. Conforme avanzas, destaca del resto de iglesias una hornacina que envuelve el ángel sobre el altar. Desprende una luz especial, se podría decir que tanto esa iglesia como sus imágenes son especiales.
La historia de Canjáyar narrada por su Museo Abierto
Museo Abierto de Canjáyar. | Alba O./QVEA
En el camino de la Plaza de Abajo a la Plaza de Arriba, una serie de paneles cerámicos atraen la atención contando algunos de los episodios más representativos de la historia del pueblo. Esta colección artística distribuida al aire libre se inauguraba en el año 2006 durante la celebración de sus fiestas patronales.
Este Museo Abierto tiene su punto de inicio en el Ayuntamiento, situado en la Plaza de la Constitución, y continúa a pie de calle por sus principales plazas y fachadas, siguiendo así un orden cronológico. De esta forma, estos 22 murales narran los fundamentales acontecimientos, personajes y monumentos del municipio a través de narraciones históricas y pinturas.
Esta Plaza Nueva, a la que los canjilones llaman Plaza de Arriba tiene aroma a uva, y no porque huela a tal, sino por su ambientación parralera. Luce un monumento esculpido de un parralero en honor a este trabajo al que muchos se dedicaron durante esa época. Estas faenas eran típicas en Canjáyar y en toda la zona del Andarax.
Balsa de la Pará
Continuando el paseo por las calles de este municipio llegando a su calle principal de nuevo se encuentra su antiguo lavadero. En la mayoría de los pueblos de la comarca estos arrastran agua e intentan conservarlos manteniendo su esencia intacta sin aparente reforma, procurando no perder ese encanto de aquel lugar donde se reunían las mujeres para hacer la colada y sobre todo echar un buen rato de charla.
Justo a su lado se encuentran unas escaleras que desembocan en la Balsa de la Pará, una balsa en medio del pueblo que sigue con agua y juega un papel importante cada año. No es común toparse una embarcación de este tipo de forma tan cercana. Sin embargo, podría ser un regalo para aquellos que visiten el pueblo, ya que desde allí se puede divisar el pueblo en su totalidad.
El 14 de septiembre esta balsa pasa a tener un papel trascendental, debido a la Fiesta del Agua. De nuevo proceden a sacar la Santa Cruz durante una procesión que esta vez llega hasta el antiguo convento, hoy residencia de la Tercera Edad. Una vez finalizada la procesión, se disponen a soltar el agua de esta balsa para desembocar en forma de rías por sus calles, simbolizando que ese preciso año se ha llevado a cabo una afable cultivación.
Ermita de San Blas
Ermita de San Blas. | Alba O./QVEA
Una vez recorrido parte de este municipio, ya sea en coche o andando durante un rato más, se puede llegar al cerro de San Blas donde se encuentra su ermita. La Ermita de San Blas, en pie desde 1880 ,tiene aspecto de pequeño castillo debido a sus dos torres de campanario.
Durante el tiempo que la Iglesia estuvo reformándose, fue el lugar de celebración de las bodas. Canjilones y forasteros suben cada 20 de abril al cerro para la procesión, siendo esta la única vez que se abre la ermita durante el año. Allí también se encuentra el Mirador Manuel del Águila, desde donde se puede contemplar Canjáyar y alrededores.
Tras visitar la ermita y bajar de nuevo hacia el pueblo a escasos metros se encuentra una recogida Casa Cueva, dispuesta como museo y punto de información turística. Disponible desde 2014, este acogedor recopilatorio muestra a través paneles históricos, trajes tradicionales y diferentes obsequios que podrían considerarse reliquias. Es un buen plan para aquellos que no quieran irse sin saber todos los detalles de la historia de este municipio.
Barriada de Alcora
Además, Canjáyar cuenta con la Barriada de Alcora. Es recomendable coger el coche para desplazarse hasta allí ya que se sitúa a 4 kilómetros del núcleo del pueblo. Para sus escasos habitantes esta barriada es su hogar. Aunque perteneciente a Canjáyar, ellos afirman remanecer de Alcora cuando se les pregunta. Pasear por allí transmite el contacto con la naturaleza, niños jugando, cortijos con sus enredaderas y bastante tranquilidad. No obstante, el 24 de mayo tienen sus propias fiestas en honor a María Auxiliadora.
Los merengues con más recorrido de la provincia
Merengues de Canjáyar. | Alba O./QVEA
El paseo por Canjáyar empieza a llegar a su fin. Sin embargo, hay una parada obligatoria antes de dejar el pueblo. La mayoría de sus visitantes pasan por la pastelería Delicias de la Alpujarra, local situado en el corazón del pueblo que se dedica a vender por toda la provincia e incluso fuera sus delicias de azúcar, clara de huevo, merengue y limón. Este negocio familiar de más de 110 años lleva, junto a sus merengues, a Canjáyar por bandera.
Toda ruta necesita recargar fuerzas y si alguno no se ha animado a comprar merengues, cerca del punto de inicio del paseo se sitúa el Bar Joaquín, con una pequeña terraza al aire libre. Una tapa de pulpo a la gallega o una buena costilla se convierten en las opciones favoritas para sus comensales. Dado el clima que suele gozar Canjáyar, cualquier día libre le hace un destino apetecible para descubrir, siendo además sus fiestas patronales una oportunidad para conocer sus costumbres entre jolgorio y armonía.
La declaración de la Geoda de Pulpí como Monumento Natural de Andalucía eleva a 11 la lista de monumentos naturales de Almería
La lista de los monumentos naturales de Almería cuentan con un nuevo integrante. La declaración de la Geoda de Pulpí como Monumento Natural de Andalucía incluye desde el mes de febrero de 2022 a este espectacular rincón de la geografía almeriense en un ‘selecto club’ de parajes de la provincia, de indudable atractivo natural y que poseen tal distinción oficial.
Con este verdadero tesoro geológico de importancia mundial, que se ubica en la comarca del Levante Almeriense, son ya 11 los monumentos naturales de Almería. Visitarlos todos lleva al viajero a sumergirse, y nunca mejor dicho, en la gran riqueza de la provincia. Y es que si queremos descubrirlos todos tendremos, entre otros retos, que practicar submarinismo a la búsqueda de las praderas de posidonia. ¡Que no todo lo que esconde la provincia está disponible a simple vista!
Monumentos Naturales de Almería: ¿Qué son?
Los Monumentos Naturales de Almería, los Monumentos Naturales, en general, se tratan de espacios o elementos de la naturaleza constituidos básicamente por formaciones de tal singularidad, rareza o belleza, que merecen ser objeto de protección especial. Es una figura oficial concedida por la administración autonómica a espacios o elementos que ya gozan del reconocimiento y aprecio de la población, por los valores singulares que presentan. Uno de los objetivos de esta figura es implicar a la ciudadanía en la protección de su patrimonio natural y cultural.
En el caso de la última en sumarse, la Geoda de Pulpí, es monumento natural en el ámbito geológico, aunque un paraje con este reconocimiento puede serlo también biótico, geográfico, ecocultural o mixto.
Una geoda es una piedra hueca tapizada de cristales, normalmente de cuarzo, amatista y yeso cristalino, formaciones que suelen tener un pequeño tamaño y que son consideradas joyas naturales. En el caso de la que se ubica en las entrañas de la población de Pulpí, concretamente en la pedanía de Pilar de Jaravía, sus dimensionas permiten catalogarla como gigante, al tratarse de la segunda conocida más grande del mundo, la mayor de Europa y la más importante a nivel mundial de las visitables, ya que la que se encuentra en México (Mina de Naica) y que la supera en tamaño ofrece unas condiciones muy extremas de temperatura que hacen prácticamente inviables las visitas.
La geoda de la Mina Rica de Pulpí mide casi 9 metros de largo, 3 de ancho y casi 2 de alto y posee una gran colección de cristales de gran tamaño. Una verdadera ‘habitación’ de cristales preciosos digna de ser contemplada. Y esto en lo concerniente a su ‘estancia’ principal, ya que la cueva ofrece también a la vista otras geodas de menor tamaño, pero igualmente espectaculares. Desde su apertura ha recibido decenas de miles de visitas y su presencia es de suma importancia para Pulpí y toda su zona.
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Sumerjámonos ahora en las aguas de ese enorme centro turístico, con múltiples atractivos de diversa índole, que es Roquetas de Mar. Sus fondos marinos cuentan con uno de los escasos arrecifes de posidonia oceánica que aún se conservan en la costa mediterránea, único en el litoral andaluz, y monumento natural de tipología biótico. Es una joya exclusiva de este litoral que sirve de refugio a más de 800 especies animales y vegetales y constituye una zona de reproducción y alevinaje de numerosas especies de pesca. Ocupa 108 hectáreas submarinas.
Roquetas de Mar es uno de los mejores lugares de toda la costa almeriense para la práctica del submarinismo, buceo, snorkel… y en general cualquier otro deporte náutico. Escuelas y clubes especializados permiten a todos los interesados en las disciplinas submarinas apreciar de cerca este y otros tesoros sumergidos bajo las aguas del Mediterráneo.
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La riqueza arqueológica está también muy presente en Almería. Esta cueva constituye un yacimiento arqueológico fechado en el solutrense medio, que está declarado Bien de Interés Cultural. Está situada al norte de la provincia, a caballo entre los términos municipales de Vélez-Blanco y María, en el Parque Natural Sierra de Maria-Los Vélez. Contiene manifestaciones de arte rupestre declaradas Patrimonio de la Humanidad desde 1998 y que pertenecen al estilo denominado arte levantino. El descubrimiento de estas pinturas es muy reciente, ya que data de los últimos años del pasado siglo.
Bajo la tipología ecocultural, este monumento natural está formado por oquedades kársticas en la ribera del arroyo del Moral y a una altura sobre el mismo de un centenar de metros. Se trata de uno de los yacimientos paleolíticos más importantes del sureste ibérico gracias a su amplia estratigrafía y de otro de los monumentos naturales de Almería.
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Territorios insulares que emergen para configurar un paisaje único en distintos rincones de la costa almeriense. Pueblos marineros con ‘islas desiertas’, como Carboneras, con su Isla de San Andrés. Está ubicada al noreste del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, frente a la playa de la Puntica del municipio carbonero. En realidad no es una isla, sino dos, compuesta por dos islotes rocosos que le confieren una particular forma que se asemeja a una ballena: Isla Grande e Isla Chica.
Aunque a simple vista parece yerma y desnuda, las apariencias engañan, ya que alberga una elevada riqueza natural y un gran valor geográfico. Es otro de los templos del buceo en Almería. Sus aguas son cristalinas y posee unos fondos rocosos extraordinarios para la práctica del submarinismo. Aquí podremos encontrar también praderas de posidonia oceánica, y los islotes presentan numerosas cuevas, grietas y oquedades con una alta concentración de vida submarina. Se sitúan a apenas medio kilómetro de la reseñada playa de la Puntica.
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No abandonamos la costa del Levante almeriense, aunque seguiremos hacia el Norte hasta alcanzar el último de los municipios costeros de la provincia antes de llegar a la Región de Murcia. Volvemos a Pulpí, que también cuenta con islas propias que sumar a sus muchos atractivos. Se trata de dos ínsulas de origen volcánico, ubicadas a unos 700 metros de la costa, aunque más separadas entre sí que las de Carboneras. Isla de Terreros se sitúa frente a la Punta del Cañón, mientras que la Negra se alza frente a la Batería de San Juan de los Terreros. Presentan en superficie una escasa vegetación y cuentan con unos fondos marinos de gran riqueza.
Constituyen también un punto ideal para la observación de aves. Y es que estas islas albergan la comunidad más importante de aves marinas que nidifican en la provincia de Almería. De entre ellas, destacan especies amenazadas cuyas poblaciones se hallan en regresión en la costa mediterránea, como la pardela cenicienta, que solo se asienta en tierra para criar, o el paíño europeo. Otras especies de interés que se observan con asiduidad en estas islas son la gaviota patiamarilla, la garceta común, la garcilla bueyera, el pálido y el vencejo común.
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Sabina Milenaria en Chirivel, en Sierra de María-Los Vélez. | Lázaro Martínez/QVEA
Los árboles de gran porte y centenarios bagajes vitales son también señas de identidad en varios puntos de la provincia. El municipio de Chirivel, en pleno Parque Natural Sierra de María Los Vélez, cuenta con un extraordinario ejemplar de sabina albar, un árbol único al que se le calcula una edad casi milenaria, pues ronda entre los 600 y 1.000 años de antigüedad. La sabina goza de una buena salud y es uno de los grandes símbolos de la comarca de Los Vélez.
Esta maravilla de la naturaleza posee una copa de color verde oscuro, muy ramificada y extendida, que está soportada por un tronco grueso y sinuoso en cuya base sobresalen sus raíces desnudas. La estampa le confiere un aspecto si cabe más longevo. Su dura madera es de muy buena calidad, muy apreciada para trabajos de carpintería, lo que propició su tala masiva en tiempos pasados. Aunque la sabina milenaria de Chirivel, por suerte, se salvó.
Piedra Lobera (Lúcar)
Piedra Lobera, en Lúcar. | Junta de Andalucía
En el extremo oriental del Sistema Bético, en la comarca del Alto Almanzora, se encuentra la Sierra de Lúcar, donde se eleva a una altura de 1.722 metros el Monumento Natural Piedra Lobera, una espectacular formación caliza de paredes escarpadas que sobresale notablemente en el entorno, constituyendo un hito geográfico de gran interés y espectaculares paisajes.
Se la conoce como Piedra Lobera porque cuenta la leyenda que fue en este lugar donde se exterminaron los últimos ejemplares de lobos que abundaban por estas sierras. Uno de sus riquezas estriba en su flora, con distintas especies exclusivas. Destaca la Arenaria tomentosa, que crece entre los roquedos; así como la madreselva del pirineo y la exótica peonía, denominada rosa de monte, a la que se le atribuyen propiedades medicinales.
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Seguimos con imponentes promontorios que destacan en el paisaje, aunque en esta ocasión el entorno es muy distinto, ya que el Peñón de Bernal, la ‘montaña de poder’ de Vícar, se erige mucho más al sur, frente a las costas del Poniente Almeriense, con el Mar de Plástico a sus pies y ubicado en el extremo oriental de la Sierra de Gádor.
Su formación data de la era Jurásica y su visión resulta icónica en esta parte de la geografía almeriense. Fue escenario natural del rodaje de una de las películas más renombradas de las muchas superproducciones rodadas en Almería: Conan el Bárbaro, de la mano de Arnold Schwarzenegger. y su presencia atrae a senderistas y aficionados a la escalada.
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El recorrido por la provincia de Almería no puede ser más completo en la búsqueda de los 11 Monumentos Naturales almerienses, y para llegar a Las Canales de Padules, ubicadas en el pequeño pueblo homónimo, tomaremos dirección Oeste, camino de la parte almeriense de Las Alpujarras. Como sucede con los espectaculares pueblos de Laujar de Andarax o Berja, situados relativamente cerca de Padules, las canales se presentan al viajero como un lugar de obligada visita.
Este paraje es un verdadero vergel, rodeado de huertos tradicionales en su inicio, al que se llega descendiendo desde el pueblo. Tiene una gran importancia geológica, a caballo entre la umbría de la Sierra de Gádor y la solana de Sierra Nevada. Está generado por el río Andarax, que al pasar entre dos paredes verticales de roca forma un remanso de agua cristalina, con pozas, pequeñas cascadas y mucho espacio para disfrutar de la naturaleza en un entorno bellísimo.
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Encinas milenarias La Peana y Marchal del Abogado (Serón)
La Peana de Serón. | Junta de Andalucía
La Encina de La Peana está catalogado como el árbol más grande de Andalucía y uno de los más antiguos que todavía perviven. Lo podemos encontrar en Serón, en plena Sierra de Los Filabres, y cuenta con unas imponentes dimensiones: una altura de 18,50 metros, un diámetro de 20 metros de copa y una proyección de esta de 301,59 m². Su nombre se debe a una gran peana de casi 15 metros de perímetro que presenta la base y que hace que actúe como un pedestal. Por desgracia, en el inicio de 2022 se encuentra en grave riesgo de muerte y se ha generado un importante movimiento social para intentar salvarla.
Y también en Serón, si bien cada uno de los dos árboles tiene entidad propia como Monumento Natural de Andalucía, encontramos la Encina del Marchal del Abogado, otro árbol de enorme porte que destaca por su gran robustez. Posee un tronco que llega a alcanzar más de 5 metros de diámetro y su enorme sombra alcanza más de 400 metros cuadrados. Se ubica en la pedanía de Serón que le da nombre.
Espectáculos de luz, figuras originales, atracciones o portales de Belén en los que no faltan elementos locales para ver en Navidad con niños
De norte a sur y de este a oeste, la provincia de Almería se ha llenado de luz con la llegada de la Navidad. Aunque ya llevamos varios días metidos de lleno en el espíritu navideño, todavía son muchos los días que quedan hasta la venida de los Reyes Magos. Son también, por lo tanto, muchos los sitios que ver en Navidad en Almería con niños. Lugares, en la práctica totalidad de las veces, muy céntricos dentro de cada municipio, de fácil llegada, que abrirán de par en par los ojos de los más pequeños. Lugares, uno por comarca, que seguirán despertando la ilusión de las fiestas navideñas con espectáculos de luz, figuras originales, atracciones o portales de Belén en los que no faltan elementos locales de cada municipio.
Almería capital, por ser precisamente la capital, es la que se lleva la palma cada año con la llegada de la Navidad. Este año, ha instalado una noria gigante en la Rambla (en el Área Metropolitana hay otra noria, más pequeñita, en la plaza de Las Mascaranas de Huércal de Almería), además del tradicional árbol navideño en Puerta Purchena. Pero donde el espectáculo de luces es mayor es en la plaza de la Catedral. Allí, nos reciben dos enormes estrellas de Navidad en un continuo juego de luces, en el que sin duda es uno de los lugares más mágicos que ver en Navidad en Almería con niños en esta época navideña.
Roquetas de Mar cambia el árbol por su faro
Faro de Navidad en Roquetas de Mar. | Ayto. Roquetas de Mar
Desde la carretera de Alicún hacia el Teatro Auditorio, Roquetas de Mar nos presenta un regalo iluminado junto al Monumento a la Peseta en el que podemos meternos para hacernos la foto de rigor. Pero el verdadero ‘regalo’ está una vez llegamos a la avenida de Juan Carlos I, en el parque de Los Bajos. Allí, donde cualquier visitante esperaría ver un árbol de Navidad de enormes dimensiones, lo que encuentra es otro elemento más local y perfectamente reconocible: el faro de Roquetas. Junto a un mercadillo navideño y atracciones para los más pequeños, este imponente faro hace su función: dar luz, no ya a marineros, sino a todos los visitantes que se acercan a Roquetas de Mar esta Navidad.
Fondón: un tren cargado de regalos y un ‘photocall’ de bola de nieve
Tren de Navidad en Fondón. | Alba O./QVEA
Escalamos ahora por la Alpujarra hasta Fondón. Desde la A-348, la carretera nos deja a las mismas puertas de la localidad, una vez pasado Canjáyar, donde si hacemos una parada previa encontraremos un árbol de Navidad hecho de ganchillo. Pero es Fondón el rey navideño de la Alpujarra Almeriense y uno de los sitios a los que ir esta Navidad en Almería con niños. Esta localidad vuelve a presumir de su iluminación navideña, con más de 250.000 luces que ambientan su plaza estas fiestas. Un tren cargado de regalos, un prominente árbol, o su cielo iluminado son algunas de las decoraciones que se pueden ver con niños esta Navidad. Además, este año han cambiado su característico corazón por un ‘photocall’ en forma de bola de nieve.
Un muñeco de nieve de lana en Abrucena
Muñeco de nieve de lana. | Ayto. Abrucena
En la comarca de Los Filabres-Tabernas, y dentro de esta en su área correspondiente a Nacimiento, Abrucena ha tirado de originalidad para elaborar un muñeco de nieve. Lo ha hecho, como también un portal de Belén, con pompones de lana de diversos colores. Son más de 6.000 pompones los que han servido para confeccionar esta figura navideña que permite al municipio desmarcarse de lo convencional. Una iniciativa en la que han colaborado tanto los vecinos como desde el Centro Guadalinfo de la localidad y que hacen de Abrucena uno de los lugares a los que ir esta Navidad. El muñeco se puede encontrar a la entrada a la localidad, junto a la Oficina de Turismo, mientras que el Belén de ganchillo se encuentra en la plaza de Andalucía.
Purchena y su Belén Artístico Monumental
Belén Monumental de Purchena. | Ayto. Purchena
El espíritu navideño ha invadido también cada rincón del municipio de Purchena, en el Valle del Almanzora. Tanto, que la Sala de Exposiciones del Ayuntamiento se ha transformado en un Belén Artístico Monumental, que ha puesto en pie el belenista Carlos Moreno Resina, vecino del pueblo. La obra hace un espléndido recorrido por la historia de Jesús y se puede visitar por las tardes, de lunes a viernes, y también por las mañanas, en fin de semana. Llegar al Belén Artístico Monumental de Purchena es muy sencillo. La Sala de Exposiciones del Ayuntamiento está ubicada en la Plaza Larga número 12, en pleno corazón del pueblo.
Belén Monumental de Vera. | Víctor Visiedo P./QVEA
Finalizamos nuestra ruta de qué ver en Navidad en Almería con niños en el Levante Almeriense y con otro Nacimiento. Desde hace unos años, el Belén Municipal de Vera llama la atención de miles de visitantes por su monumental tamaño y la riqueza de cada una de sus figuras, elaboradas por los mejores maestros artesanos. Está expuesto en el Convento de la Victoria (calle Juan Anglada, cerca de la plaza Mayor). Es obra de Antonio de Haro y Francisco Gil, y tiene más de 50 metros cuadrados. Está compuesto por unas 250 figuras y cuenta con diferentes multitud de edificios, volúmenes y detalles al milímetro. El nacimiento está abierto por los cuatro lados, favoreciendo la visibilidad y reduciendo las aglomeraciones.
Merenderos, rutas de senderismo, un viaje al centro de la Tierra, descubrir el origen del Indalo, un paseo con camellos o un pueblo donde encontrarse con personajes de cuento, qué ver en Almería con niños en otoño e invierno
El otoño poco a poco va diciendo adiós para dar paso al invierno, y aquí os proponemos una serie de lugares que ver en Almería con niños este otoño e invierno. En estas propuestas encontraréis merenderos, rutas de senderismo, un viaje al centro de la tierra, descubrir el origen del Indalo, un paseo con camellos o una visita a un pueblo donde encontrarse con personajes de cuentos clásicos.
Personajes de cuento en las fachadas de Vícar
Cuentos en las fachadas de Vícar. | Ayuntamiento de Vícar
Nuestro recorrido de sitios que ver en Almería con niños para estos meses de otoño e invierno comienza en la Villa de Vícar. Allí, todos los meses de agosto, con motivo de su cita anual ‘Paseando entre velas’, las fachadas y patios del pueblo se pintan siguiendo una temática: la de este año fue la de los cuentos clásicos. Caminando por sus calles conoceremos a muchos de estos personajes de cuentos. Además, estos dibujos incorporan un juego: hay que buscar doce huevos escondidos en ellos.
A la Villa de Vícar se llega desde la autovía A-7, en su salida 424. Si ascendemos hacia la sierra, la misma carretera nos dejará en este pueblo de cuento.
Uno de los mejores sitios para ver en Almería con niños es el paraje del Nacimiento del río Andarax, en la Alpujarra Almeriense. Su área recreativa es todo un atractivo para cientos de personas cada fin de semana y desde allí se pueden realizar diferentes rutas de senderismo, de mayor o menor dificultad. Una de ellas es la ruta de la Hidroeléctrica, aunque también está la senda de Monterrey.
Pero, sobre todo, se trata de un paraje en el que las familias pasan un agradable día, compartiendo un picnic campestre o, incluso, dándose un pequeño baño en el río. Ya se venga desde el Bajo Andarax o desde el Poniente Almeriense, atravesando la localidad, desde la propia calle principal de Laujar de Andarax encontramos el desvío hacia el área recreativa.
Recoger setas en la sierra de Los Filabres
Recogida de setas en Los Filabres. | Javier Cortés/QVEA
Otra actividad estrella para estos meses y que podemos hacer con niños es ir a recoger setas a la sierra de Los Filabres. Es una zona ideal para realizar estas rutas micológicas, consistentes en la búsqueda de setas en bosques en los que haya llovido. Se hacen generalmente acompañados por un guía durante el otoño, pero también en primavera si hay lluvias y la tierra está húmeda. Es recomendable llevar calzado resistente, ropa cómoda y una cesta.
Senés, Tahal o Velefique son algunos de los lugares de Los Filabres en los que se pueden realizar este tipo de rutas. También en la zona del río Nacimiento, donde destacan Abrucena y Abla. Precisamente en esta última localidad se celebran unas importantes jornadas micológicas.
En Los Filabres se pueden encontrar una gran cantidad de setas comestibles y también, venenosas. De las setas comestibles destacan varias: pies azules, seta de carrasca, robellones (o níscalos), seta de álamo, seta de cardo y pata de perdiz. Todas ellas se pueden encontrar en Velefique, si accedemos al Alto velefiqueño por la carretera que une esta localidad con Bacares.
Las Menas de Serón es un poblado minero donde se extrajo hierro desde finales del siglo XIX hasta el año 1968. Fue tan importante que en él llegaron a trabajar más de 2.900 personas. En la actualidad es una preciosa área de acampada que dibuja un cielo estrellado por la noche, un apartahotel y rutas de sendero para hacer con toda la familia, también con las mascotas.
En estas rutas de senderismo no solo encontramos naturaleza, sino que se pueden ver los restos de su industria. El Sendero Local de Las Menas es una ruta de 7 kilómetros, de dos horas y media de duración, señalizado durante el camino para que los visitantes estén guiados en todo momento.
Es la carretera A-1178 la que nos conduce hasta este enclave del municipio almeriense, a través de un zigzag de curvas que poco a poco van descubriendo sus peculiaridades.
Pinturas rupestres en la cueva de los Letreros. | Lázaro Martínez/QVEA
Uno de los legados más importantes que dejaron nuestros antepasados y que hoy es el símbolo de Almería es el Indalo. Para descubrir esta figura enigmática del neolítico con unos 7.500 años de historia hay que visitar el lugar en el que apareció, la Cueva de los Letreros en Vélez-Blanco.
Se trata de un monumento declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998, por ser el conjunto de arte rupestre más amplio de Europa y uno de los más importantes de la península Ibérica, siendo uno de los tesoros arqueológicos de la provincia de Almería.
Tras dejar la A-92 a la altura de Vélez-Rubio, los indicativos de Patrimonio de la Humanidad señalan el camino en dirección norte por la A-317 hacia Vélez-Blanco. Desde esta encontraremos la indicación para llegar a la cueva.
Otro viaje, al centro de la tierra, en la Geoda de Pulpí
Geoda Gigante de Pulpí. | Geoda de Pulpí
Otra joya de la provincia, situada bajo tierra, es la Geoda de Pulpí, la más grande de Europa y la mayor visitable de todo el mundo. Situada en el camino entre Pulpí y San Juan de los Terreros, en la pedanía pulpileña de Pilar de Jaravía, se encuentra al final del recorrido por la Mina Rica, en la que encontramos otra serie de tesoros minerales que llaman la atención de expertos de todo el mundo.
Tras bajar más de un centenar de escalones, se llega hasta la misma boca de la geoda gigante. Entonces es cuando hay que asomarse a través de una estrecha oquedad para ver una de las mayores maravillas creadas por la naturaleza. Gigantescos cristales de yeso tan transparentes que se puede ver a través de ellos. Una maravilla que, hoy por hoy, solo se puede ver en un lugar del mundo: Pulpí.
Pasear con camello en Pechina
Rutas en camello en Pechina, algo que ver en Almería con niños. | Almería Camels
Cerramos en el Área Metropolitana, haciendo una ruta en camello en Pechina que se completa con una serie de actividades. Así, además del paseo en camello, podremos peinarlos y darles de comer. Incluso, podremos participar en una charla y buscar un tesoro.
Para llegar, hay que tomar la salida 452 de la autovía A-7 (salida de Viator) y desde allí seguir en dirección a Pechina. Hay que andar con ojo y tomar el Camino Ramblín, coger luego la derecha y seguir recto. Aquí te lo explican con todo detalle.
Almócita se coloca a la cabeza como uno de los pueblos con más encanto de Almería
Almócita se coloca a la cabeza como uno de los pueblos con más encanto de Almería. Se trata de una pequeña población cuidada como ‘oro en paño’ por todos sus habitantes y visitantes. Paseando por ella encontrarás poesías en muchas de sus blanquecinas fachadas, una plaza del pueblo un tanto pintoresca, una Iglesia construida sobre una mezquita, o un Ayuntamiento ubicado sobre un aljibe árabe. Así es Almócita, un territorio de calles estrechas y rincones con historia, que conservan su legado morisco.
Y es que Almócita es de los pocos municipios que ha sabido conservar la arquitectura morisca de la provincia de Almería, sumando a ella un sinfín de arte urbano. El pueblo que conseguía en 2013 el sello de Guiness World Record por construir el candil más grande del mundo, no cesa su constancia por destacar.
Sin embargo, todo esto es simplemente un ápice de lo que queda por descubrir de uno de los lugares más especiales de España, en el que hoy daremos un paseo entre versos.
Cómo llegar a Almócita
Cualquier fin de semana es una buena ocasión para escaparse hasta este rincón de la Alpujarra almeriense, ya que es inusual que no se realicen actividades, talleres, rutas o fiestas en este pueblo a lo largo del año.
Para llegar hasta allí se debe coger la A-348 desde Benahadux, en dirección Alhama de Almería y continuar por la misma carretera hasta llegar al cruce que indicará la entrada al pueblo. Almócita se sitúa a tan solo 54 kilómetros de la capital, llegando al destino en unos 50 minutos aproximadamente desde Almería.
Conocido a nivel nacional, este pueblo de la Alpujarra se ha convertido en un referente cultural, principalmente debido al arte que desprenden sus calles, las cuales son pura inspiración. Además, este municipio con apenas 176 habitantes se corona como un ejemplo a seguir en su lucha contra la despoblación gracias a la cantidad de iniciativas que se han llevado a cabo, y las que continúan en marcha.
Panorámica de Almócita. | Alba O./QVEA
Comienzo del paseo por Almócita
Todas las rutas comienzan en un mismo punto, el bar del pueblo. En este caso, Almócita solamente goza de un bar, el Bar de la 3ª Edad. Este se encuentra situado en una pequeña plazoleta, acogedora para pasar ahí sentado horas.
Ocasionalmente en fin de semana, uno encuentra allí el mercadillo, donde poder saborear distintos dulces, o llevarse un recuerdo de sus productos artesanos. De esta forma, no se puede comenzar una ruta sin haber pasado antes por allí, a tomar una tostada de pan rústico de Padules y un café al cobijo de unos rayos de sol.
Ahora sí es momento de iniciar un idílico paseo por sus calles en armonía con la naturaleza. Aunque se debe tener cuidado, ya que resulta sencillo perderse entre todo lo que tienen que ofrecer.
Plaza de la libertad junto Nuestra Señora de la Misericordia. | Alba O./QVEA
Bajando de la plazoleta del bar se encuentra la plaza de la Libertad, la plaza oficial del pueblo. Una plazoleta atípica comparada con la del resto de pueblos de la zona, ya que es de forma rectangular, ajardinada, con una figura de piedra en su centro y una fuente decorativa.
Justo enfrente se visualiza su pintoresca Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Misericordia, construida a finales del siglo XVII, de estilo mudéjar, con una torre en el campanario que tuvo que ser reconstruida por el deterioro, y que resultó complicado ajustar al modelo original.
Calles vestidas de murales y versos
Poesía en las calles de Almócita. | Alba O./QVEA
Desde este punto, la ruta comienza con la misión de descubrir todas las poesías y murales que hay en estado vivo por el pueblo, gran parte elaborados por profesionales durante la celebración de festivales locales.
Atravesando la calle Triana, se encuentra un poema de Mario Benedetti plasmado a gran tamaño en una casa de fachada blanca y pinceladas violetas.
Continuando por esa calle destaca uno de los murales más significativos del pueblo, por la lucha contra la violencia de género. Su asombroso realismo le distingue de los demás. En tonos grises y morados resalta el retrato de una de las tantas mujeres a las que representa. Fue tanta la transcendencia de esta ilustración, que llegó a ser galardonado en marzo de 2018 como uno de los mejores murales por la web internacional de arte urbano.
Mural contra la violencia de género. | Alba O./QVEA
Dejando a un lado los versos, hay un momento en el que la ruta hace una parada en uno de los barrios con más magia del pueblo, el Barrio de la Judería. Este pueblo que perteneció al Reino de Granada y presenció la rebelión de los moriscos por toda la Alpujarra, ha querido conservar en una pequeña plazoleta este barrio. En ella vivió la comunidad de judíos que hubo asentados en el pueblo, un rincón que mantiene su esencia.
Sin embargo, en este barrio se encoge el corazón al deleitar el Almouseum Arte a Pie de Calle, una exposición que en un principio iba a ser cambiante y que tras ser un rincón tan especial pasó a ser permanente. Estas paredes están acompañadas de marcos con retratos entrañables de vecinos de Almócita, algunos que viven y otros que han dejado ahí su recuerdo.
Figuras relevantes en las calles
‘Platero’, uno de los rincones bellos de Almócita. | Alba O./QVEA
Retomando el recorrido por el pueblo, tropezamos con un estrecho callejón con coloridas pintadas junto a fachadas que rebosan geranios y enredaderas. Haciendo referencia de nuevo a la lucha de las mujeres, muchos de estos maceteros tienen pintados rostros de mujeres relevantes como Agatha Christie. Además, luce clavada una frase de la cantante estadounidense Nina Simone: “Te digo lo que es la libertad para mí. No tener miedo”.
Durante este paseo otoñal se encuentran escritos como el poema ‘Renacimiento’ de Antonio Machado en honor a su 75º aniversario; ‘El mundo necesita poesía’ de Suso Sudón’; o estrofas de ‘Platero y yo’ de Juan Ramón Jiménez, acompañado de una colorida ilustración de Platero. Muchos de ellos se bautizaron como rincones bellos de Almócita el pasado 2020.
Un atardecer al detalle semejante a un lienzo, una ruleta que rebosa amor, o un pergamino que parece sacado de un libro con las siluetas de Don Quijote y su secuaz, hacen disfrutar cada paso que das e inspira a cualquier persona que pasea por estas calles.
Si la ruta comenzaba en el bar, suele terminar en el mismo lugar. El Bar de la 3ª Edad es raro no verlo lleno, y es que a su carne con ajos o su carne con tomate no se le resiste nadie antes de dejar el pueblo.
Las Ánimas Benditas de Adra; Alcolea; el triángulo formado por Gérgal, Olula de Castro y Tahal; la Casa del Cine de Almería; la Cueva Carrión de María; Laroya y el Cerro del Espíritu Santo de Vera, lugares misteriosos que ver en Almería por Halloween
Nadie puede dudar que Almería es tierra de misterio. Será su variado paisaje, la orografía del terreno o la esencia de todas las culturas que por aquí han pasado, pero lo cierto es que un halo sobrenatural envuelve la provincia. Se podrían hacer mil y un recorridos en busca de sucesos inexplicables a lo largo y ancho de esta bella tierra aunque, por la cercanía con la festividad de Halloween, esta sería mi propuesta de lugares misteriosos que ver en Almería tocando las siete comarcas.
Las Ánimas Benditas de Adra
Las Ánimas Benditas de Adra. | Alberto Cerezuela
En Adra existe un rincón mágico, casi desconocido para los de fuera, que esconde a partes iguales devoción y misterio. Debajo del arco romano encontramos la pequeña Capilla de las Ánimas Benditas. Es habitual encontrar, a cualquier hora del día, una cola de personas esperando su turno para dejarles flores, pequeñas velitas o aceite para las mariposas. Lo importante es que siempre tengan luz, esa luz que las guíe hacia el Cielo ya que son almas que están en el Purgatorio. A cambio, los fieles piden salud para los suyos, trabajo o amor.
Sin embargo, no todo es bonito, puesto que si la persona no puede cumplir con lo prometido, las ánimas benditas irán a reclamarle la deuda, ya sea tocándole en la puerta de su casa a altas horas de la madrugada, posándose a los pies de la cama del deudor o recostadas junto a él, o incluso mediante un sobrenatural encuentro formado por una comitiva de almas en pena que vagan en busca de la luz.
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Si nos adentramos en la Alpujarra Almeriense, nada más salir de Berja podemos asistir al avistamiento de una extraña luz. Lleva sucediendo desde la posguerra y se acentúa cuando llegan estas fechas. Hablo de la Luz de Alcolea, fenómeno que saltó a la prensa en la Semana Santa del año 87 cuando Cayetano Galafat la vio en su finca del paraje de Los Llanillos.
Paraje de Los Llanillos desde la casa de Gabriel Moya, en Alcolea. | Alberto Cerezuela
Cientos de personas se congregaron esos días en busca de una luz que adoptaba las dimensiones de un balón de baloncesto, era de color rojizo y planeaba sobre las cosechas a una altura de metro y medio. Ufólogos y expertos en la materia expusieron sus hipótesis, aunque el testimonio de Agustín ‘Pistolete’, un conocido vecino, puso sobre la mesa que esa luz provenía del candil que portaba un ser totalmente vestido de negro, al que no se le veía la cara, con una planta de más de dos metros de altura. Los lugareños lo llaman “el tío enlutao” y es mejor no encontrárselo en esa carretera.
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Siguiendo la estela de las luces populares, en Los Filabres-Tabernas encontramos un peculiar triángulo formado por Gérgal, Olula de Castro y Tahal. Los avistamientos de extrañas luces se cuentan por centenares y se presentan, incluso, ante agentes de la policía.
Olula de Castro. | Alberto Cerezuela
Las zonas más propensas para ello son la iglesia de Tahal y el cerro de enfrente; la entrada del pueblo de Olula de Castro y los alrededores de Gérgal. Es frecuente, sobre todo en verano, encontrar grupos de aventureros en busca de esas luminarias que quizá no tengan nada que ver con el fenómeno OVNI, sino con los espíritus de los mineros que perecieron en esas veredas.
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Nos adentramos ahora en la capital almeriense, sin duda el lugar que más misterios encierra. En su comarca, lo fácil hubiera sido señalar el Teatro Cervantes o el Cortijo de San Patricio, en Gádor, donde ocurrió el crimen que ha dado pie a la leyenda del “hombre del saco”, mucho más real de lo que pensamos.
Pero a mí me gustaría hablar de la actual Casa del Cine, situado en una antigua finca denominada Santa Isabel, también conocida como el Cortijo Romero o el Cortijo Balmas. Precisamente fue el republicano Miguel Balmas quien compró el lugar en 1866, transformándolo con los años en un auténtico paraíso de recreo. Ya entrado el siglo XX, esa casa disponía de piscina, pistas de tenis y el mejor jardín privado de Almería.
En esa época empezaron las reuniones masónicas hospiciadas por José Romero Balmas, a las que acudían personajes como el filósofo Levi Strauss o el arqueólogo Luis Siret. Los fenómenos extraños más conocidos tuvieron lugar en la época dorada del cine en Almería. Los vivió Rainer Fassbinder, director alemán que rodó allí la película ‘Whity’ en 1971 y quien afirmó que la casa le hablaba y le obligaba a hacer cosas como asesinar o suicidarse.
Seguramente la casa también le habló a John Lennon, pues le inspiró para componer allí la canción ‘Strawberry fields forever’ en septiembre de 1966. La energía del lugar le transportó a Liverpool, al orfanato donde estuvo cuando era un niño, reviviendo muchos fantasmas de su pasado. Precisamente en la fiesta de cumpleaños del propio Lennon se vivieron fenómenos paranormales como el estallido de platos y vasos, armarios que se abrían solos, y dos mujeres vestidas de negro que bajaban las escaleras ante los ojos de Chynthia Lennon, el propio John o Ringo Starr. Por cierto, en ese jardín reposan los restos de Pauline Taurinya, comunista y espía de las Brigadas Internacionales. Vivió fenómenos inexplicables en ese lugar y quiso reposar eternamente allí.
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Corría la primavera de 1932 cuando un hombre, natural del pueblo de María, en la Comarca de Los Vélez, decidió secuestrar y decapitar a una niña de dos años para más tarde beberse su sangre. Estaba enfermo de tuberculosis y la incultura de esa época propició esta absurda creencia. Lo bautizaron como el “vampiro de la cueva Carrión”, pues fue en ese lugar donde cometió este atroz crimen (sin embargo, algunos lugareños ubican el escenario en la llamada ‘cueva del Gallego’). La infortunada pequeña era hija de Antonio López Sánchez, conocido como ‘el Olimpo’. Fue uno de los crímenes más sonados en la primera mitad del siglo XX.
Los fuegos de Laroya
Informe oficial de los fenómenos de Laroya.
A poco más de una hora y media de allí tenemos la población de Laroya, conocida especialmente por los extraños fuegos del diablo o combustiones espontáneas que se comenzaron el 16 de junio de 1945 cuando a María Martínez, de catorce años, se le incendió el mandil que llevaba puesto. Desde ese momento fueron 300 los incendios en el periodo de un mes, sin que a día de hoy haya explicación alguna.
Desde el Régimen enviaron a una comitiva de ingenieros y peritos capitaneados por José Cubillo Fluiters quienes, tras unos días de estudio, redactaron un informe de más de doscientas páginas en el que la única conclusión es que había que mirar al cielo para obtener una respuesta.
Fenómeno OVNI, combustiones espontáneas, la maldición del moro Jamá, quemado vivo por la inquisición o la presencia del semidios Reshef (ascua ardiente), venerado por los cartagineses para que atacara a todo aquel que quisiera explotar esas tierras, fueron algunas de las teorías.
Manuel Medina, Antonia Ujaldón o Ramón Doménech son algunos de los testigos que veían como pequeñas llamas o bolitas voladoras se posaban en los enseres y producían fuegos. Más de uno tuvo que tirarse al suelo ante el ataque de algunas de ellas, que parecían cobrar vida. Algún ingeniero también huyó a su Madrid natal cuando se le incendiaron sus aparatos o hasta sus ropas. Sin duda, uno de los grandes misterios del siglo XX.
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Termino este peculiar recorrido haciendo una visita al Cerro del Espíritu Santo en Vera, donde el 5 de marzo de 2011 un rayo decapitó al Cristo que se erige en ese místico enclave dejándonos unas espectaculares imágenes. Muchos vecinos lo tomaron como una advertencia divina de que algo malo iba a pasar, al igual que sucediese días antes del terremoto que destruyó el lugar el 9 de noviembre de 1518, cuando las campanas de la iglesia repicaban solas advirtiendo del mal augurio.
El Cristo del Espíritu Santo de Vera, decapitado por un rayo en 2011. | Domingo Ortiz
Casualidad o no, pocos días después de la caída del rayo se produjo el famoso terremoto de Lorca, a pocos kilómetros de allí. Pero la magia del lugar no termina aquí. Bajo ese cerro reposan los restos de más de cien personas, víctima del suceso del siglo XVI y de una epidemia posterior.
Un Museo Etnográfico, el Museo Provincial de la Uva del Barco, ‘La Modernista’, el Museo de la Escritura y exposiciones temporales, en los Museos de Terque
Existe un pueblo que lleva encargándose durante casi 20 años de recoger el legado cultural y etnográfico de la provincia de Almería, de forma que ha ido enlazando las tradiciones históricas con la cultura popular. Se trata del pequeño municipio de Terque (actualmente por debajo de los 400 habitantes), situado en la comarca de la Alpujarra y en el trayecto del Río Andarax.
Esta recopilación histórica ha dado lugar a cinco museos, los Museos de Terque, que tras recopilaciones infinitas y donaciones familiares, se han convertido en un tesoro cultural de la provincia. Gracias a la colaboración del Ayuntamiento y la Asociación de Amigos del Museo creada en el año 2002 por los vecinos de Terque, esta apuesta por la recuperación y conservación de este patrimonio sigue creciendo a través del Museo Etnográfico, Museo Provincial de la Uva del Barco, Museo de la Escritura Popular, La Modernista y la Cueva de San José.
Los inicios de los Museos de Terque
Esta aventura comienza en los años 80 cuando llega al pueblo Alejandro Buendía, un valenciano diplomado en Enfermería al que destinaron a los pueblos de Terque y Bentarique. Buendía se acaba casando con Lourdes, la hija de Paca la panadera. Paca decide cerrar la panadería, y este matrimonio ingenia la idea de guardar el mobiliario. Posteriormente solicitaría al Ayuntamiento un par de salas que albergasen varias exposiciones que habían decidido recrear.
Lo que no imaginaban fue como vecinos y forasteros, comenzaron a donar artilugios dotados de historia y gran valor sentimental. Un punto de partida en el que se decide dar un paso más en el proyecto, contratando un museólogo que analizara las piezas, y apostando por la riqueza cultural creando el Museo Provincial de la Uva del Barco.
Comienzo de la ruta por los Museos de Terque
El municipio de Terque no se caracteriza por su lejanía de la capital, ya que se encuentra situado a tan solo 29 kilómetros de ella. El trayecto más ameno para acercarse a conocerlo toma la ruta dirección Benhadux, siguiendo por la A-348 hasta llegar al cruce de Santa Fé. Tras tomar el desvío por la antigua carretera que atraviesa el Puente de Los Imposibles sobre el Río Andarax, se encuentra este pueblo de la Alpujarra Almeriense.
La ruta por los Museos de Terque comienza, como siempre que se visita un pueblo, en su plaza central, en este caso llamada Plaza de la Constitución, la cual se encuentra ambientada por los hombres mayores del pueblo que descansan en el bar Yolanda de sus labores, mientras cuentan sus peripecias.
El Museo Etnográfico
A pocos metros de allí se ubica el Museo Etnográfico situado en una de las casas señoriales de finales del siglo XIX, actualmente propiedad del Ayuntamiento. Asombra como tan solo al entrar se experimenta un viaje en el tiempo, rodeándote en un primer momento por los distintos oficios artesanales. Destaca el esparto característico de Almería, ya que antiguamente la conocían como la tierra de las tres cosechas: “mocos, legañas y esparto”, haciendo referencia a la conjuntivitis que provocaba la manipulación del esparto.
Los museos son de carácter provincial, aunque han adoptado figuras de toda España. Prueba de ello es la gran rueda de afilador procedente de Ourense, situada en la planta baja. En la misma planta, recogen uno de los establecimientos más añejos de la comarca: una botica que funda Francisco Sánchez en Terque en 1871, que acaba trasladando a Alhabia unos años después.
Frasco del siglo XIX con aceite de alacranes, que paliaba el cólico nefrítico. | Alba O./QVEA
Una botica que estuvo abierta durante tres generaciones y que recopila medicinas que los boticarios elaboraban a partir de animales, minerales y plantas, además de mucho del instrumental que necesitaban para ello. Conservan medicamentos como los salicilatos de bismuto de la farmacia Vivas Pérez de Almería o el popular antidiarreico Tanagel, de la Farmacia Durbán. Sin embargo, destaca en sus estantes un frasco que aun conserva restos de aceite de alacranes, el primer tratamiento de urología conocido, útil para combatir el cólico nefrítico.
El museo etnográfico cuenta además con una sala dividida en dos. Por un lado se expone una antigua barbería; por otro, una sala con armas de caza y aperos para la crianza de los animales.
En la segunda planta, se encuentra una recreación de una pequeña clase de colegio llena de pupitres, libros escritos por niños y niñas, estuches de la época, entre otros objetos de valor. En la misma sala, están colocadas dos vitrinas con una gran colección de juguetes, en la que el ‘cozio’ se coloca como la pieza más antigua. Se trata de un objeto que servía para hacer la colada y que pertenece a 1870. Con motivo del auge que tuvo el trabajo de la uva, en Terque llegaron a vivir alrededor de 1.200 personas dando lugar a la existencia de cinco colegios.
En el resto de sus salas se recrean un dormitorio, una panadería, una mercería, e incluso una cocina con su despensa. Se conservan objetos de la vida cotidiana como una ‘espetera’ para colgar los utensilios, sartenes, embutidores o fiambreras que recibían el nombre de horteras.
En cambio, la tienda de comestibles de este museo es sin duda la cuna de los recuerdos para los visitantes. A cualquier persona que pase por ella le hará rememorar su juventud o su infancia. Por último, tras mucho tiempo detrás de él, consiguen gracias a la donación de la familia Algarra, un estanco emblemático de Almería que se situaba en el Paseo de Almería, y que ahora ocupa un espacio muy significativo de este museo.
La Modernista, tienda de tejidos del siglo XX
Continuando con el recorrido por las calles de Terque, se encuentra el Teatro Manuel Galiana, un antiguo almacén de uvas que actualmente acoge esta centenaria tienda de tejidos y de forma anexa, el Museo Provincial de la Uva del Barco.
En la entrada del museo se encuentra esta tienda enfocada a conocer la historia de las vestimentas de la época y los diferentes tejidos, acercando a los visitantes a objetos que ellos mismos han podido ver a lo largo de su vida. Esto es así porque se trata de mobiliario y elementos originales de una tienda de Alhabia que se mantuvo abierta hasta los años 70.
El prêt-à-porter (‘listo para llevar’) no se implanta hasta los años 50, por lo que las diferentes clases sociales acudían a esta tienda a comprar la tela para posteriormente confeccionar sus atuendos. Lo que más llama la atención es su gran mostrador ondulado, diseñado así para que trabajadores y clientes pudieran rezar; sus maniquíes con ropas tradicionales; la recuperación de trajes históricos como el azul y rojo de Federico González, un niño de Alhabia que emigra a Nueva York convirtiéndose en uno de los padres fundadores del surrealismo estadounidense; la exhibición de la moda de los vestidos de novia de color negro; los mantones de manila que realmente eran originarios de China; o vestimentas de la Primera Guerra Mundial.
Museo Provincial de la Uva del Barco
Situado en el mismo museo, se encuentra quizás una de las salas con más valor histórico. Este recorrido cuenta como durante dos siglos la provincia de Almería fue mundialmente conocida por su uva de calidad, llegando a comercializarse en Alaska, Kenia, Singapur o Londres (los Fischer fueron unos de los grandes exportadores).
En primer lugar, se encuentra una exposición sobre la faena de la uva, que cuenta como se desató la fiebre del parral debido al gran potencial que empezó a obtener el pueblo de Ohanes, pionero en vender esa uva de carne prieta y piel muy gruesa al extranjero. Como consecuencia, la realidad social, económica y paisajística da un vuelvo en Almería.
Consignataria de Buques de la familia Berjón (Almería, 1931). | Alba O/QVEA
También se consagró como una oportunidad para que la mujer se incorporase a la vida laboral, ya que comienzan las faenas, oficio en el que la mujer se encargaba de cortar la uva y quitar cualquier uva podrida que pudiese estropear el lote. Esta sala recoge sellos de exportadores, una colección de barriles, documentos de valor, y paneles que demuestran cómo esta fruta llegó hasta Estados Unidos gracias a la línea Almería-Nueva York, la cual tardaba 8 días y medio en hacer el recorrido.
Resalta como en uno de los paneles explicativos de la exposición, se plasma una fotografía de una tienda de Londres situada en el barrio pudiente de Notting Hill, en la que se observa como la uva de Almería era el fruto más caro de esa frutería.
Sin embargo, la joya de este museo sería la magnífica reconstrucción de una oficina consignataria de buques que pertenecía a la familia Berjón. Una oficina muy elaborada de maderas y vidrieras por fuera, y una recopilación de libros de cuentas, máquinas de escribir o antiguas cajas fuertes, entre otras reliquias por dentro. Estaba situada en el puerto de Almería, y era la parada obligatoria para aquellos barcos con destino a Liverpool, desde donde se distribuía la uva.
Museo de la Escritura Popular
Museo de la escritura en los Museos de Terque. | Alba O./QVEA
El paseo cultural por los Museos de Terque continúa en la antigua Casa de los Yebra. Es el Museo de la Escritura Popular, donde los sentimientos florecen. Acoge más de 10.000 documentos y cartas, a través de los cuales se puede conocer como era la verdadera realidad social a la que se enfrentaban los habitantes de la provincia.
Al igual que el resto de museos destacan por la cantidad de historia que narran, en este museo puede que los visitantes salgan más emocionados de lo que entraron, ya que no abunda la oportunidad de leer de primera mano testimonios reales.
En esta exposición se recopilan desde cartas de amor que escribían las enamoradas a sus hombres destinados en la mili o viceversa, hasta cartas de los dos bandos enfrentados durante la guerra.
También cuenta con tarjetas postales; cartas enviadas desde Nueva York a Almería; tarjetas de visita que según se doblaran adquirían distintos significados; o retratos con escritos detrás que se convertían en el mejor detalle para regalar debido a que el fotógrafo solo acudía al pueblo en fiestas.
No obstante, en sus vitrinas destaca la conservación de un bote de yodo en el que el boticario de Alhabia redacta a letra comprometida de leer una esquela, o bien, algo que puede suscitar humor como son las chuletas ilegibles que se hacía un estudiante de ginecología para aprobar sus exámenes.
Exposiciones temporales en la Cueva de San José
Exposición sobre la España de la posguerra. | Alba O./QVEA
Terminando el recorrido, en la cumbre del pueblo se encuentra este espacio cultural ubicado en una antigua casa cueva, algo que lo hace especial y único. Se trata de un centro dedicado a exposiciones temporales enfocadas en temáticas de producción propia de los Museos de Terque.
Ya son algunos años los que se dedican a recrear diversas exposiciones de carácter variopinto. Acogieron una en honor al 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna; una recopilación de palabras olvidadas y en desuso para así evitar su desaparición, en otra ocasión sobre costumbres navideñas; o una exposición sobre juguetes tradicionales y artesanos de la provincia de Almería.
En 2021 alberga una exposición sobre la España de posguerra (1939-1959) y se trata de la primera realizada en Almería con esta temática. En esta visita se encuentran multitud de testimonios que relatan las vivencias de esos duros años, y que el museo guarda dando la posibilidad a los transeúntes de leerlos.
No obstante, se muestran también cuadernos de niños de la escuela, ejemplares de tebeos, diplomas donados por aquellos que fueron a la División Azul, o materiales propios de la época.
Visitas guiadas a los Museos de Terque
Este plan se convierte esencial si se pretende conocer la potente historia de Almería en sus diferentes ámbitos. En un principio eran los propios vecinos de Terque los que se encargaban de abrir las puertas de los museos y meterse en el papel de guías por un rato cuando había visitas. Sin embargo, en la actualidad existen visitas guiadas los sábados, domingos y festivos.
Estas visitas museísticas concluyen en su punto de partida a la hora del mediodía. De esta forma, no hay mejor broche final a este plan de fin de semana que hacer una parada para tomar algo. Una tapa de carne con tomate o un ‘Alpujarreño’ (patatas con huevo y chistorra) en la terraza del bar Yolanda, se hacen irresistibles antes de dejar el pueblo.
Terque ha conseguido reunir parte de las raíces de muchos almerienses a través de tradiciones, oficios y costumbres que no se deben olvidar. Gracias a esta labor cultural que no cesa, son cada vez más los que deciden pasar un día en este pequeño pueblo de la Alpujarra, en el que se respira orgullo y dedicación entre sus habitantes. Se trata de un punto de encuentro tanto para jóvenes interesados en conocer la vida de sus antepasados, como para mayores que buscan regocijarse entre sus entrañables recuerdos.