Cuentacuentos, talleres, pasacalles, música, magia o exposiciones para ver Velefique con niños

Sin duda, una de las cosas que ver en Velefique es el Veleficuento. Se trata de un evento que se celebra solamente unos pocos días al año, pero que es indispensable para disfrutar en familia y que ver en Almería con niños.

Un proyecto que trata de acercar la cultura a los pueblos de la sierra de Los Filabres y que cuenta con la participación de gran parte del municipio, narradores foráneos y conocidos escritores.

¿Qué y cuándo es el Veleficuento?

El Veleficuento surgió en 2018 con la finalidad de dinamizar los fines de semana en Velefique, con actividades para todos los niños que acuden al pueblo. Se apostó por un enfoque cultural, con propuestas para toda la familia, que permitiera combinar turismo rural y cultura, un binomio muy interesante para este municipio de la comarca.

El eje en el que se mueve este evento es la narración oral. A través de ello, implica actividades que se realizan en varios días como obras de teatro, cuentacuentos o pasacalles, entre otras. En ellas se aprovecha para dar a conocer los rincones más peculiares de Velefique, a la vez que se disfruta de un contenido cultural diverso.

En 2022, Veleficuento se celebra los días 4 de junio y 1, 14, 15 y 16 de octubre (ver programa).

Qué podemos ver en Veleficuento

Una de las representaciones de Veleficuento. | Javier Cortés

Un pasacalles con la historia de Velefique. La Asociación de Mujeres de Velefique, junto a varias personas del municipio, realiza una obra de teatro itinerante, generalmente en domingo. De título ‘Forasteros’, cuenta una historia relacionada con el municipio y en la que hay multitud de detalles que la hacen única.

Música, magia y poesía. Cada edición del Veleficuento suele contar con una banda de pop-rock. También hay espectáculos de músicos locales o magos, así como un recital de poesía.

Cuentacuentos. Desde un monólogo de un artista, pasando por marionetas, cuentacuentos ambientados en diferentes épocas, se realizan a lo largo y ancho de todo el pueblo.

Exposiciones. Pueden llegar a verse exposiciones de libros de diferentes géneros, mesas redondas de escritores o proyecciones cinematográficas.

Talleres. Los diferentes seminarios suelen ser de libros, dibujos y otras manualidades, siempre enfocados a buscar la creatividad e imaginación por parte de los pequeños.

Concursos. Se organizan varios concursos en torno a la escritura, con temas específicos en los que pueden participar alumnos de los colegios de toda la provincia de Almería. Hay premios y la oportunidad de ganar un fin de semana en los alojamientos rurales del municipio.

Novedades. Ocasionalmente, suele haber actividades especiales, como juegos de palabras de la comarca, coloquios o charlas sobre temas culturales.

Cómo llegar a Velefique

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Velefique se encuentra en la sierra de Los Filabres, a 45 minutos de Almería capital. A esta localidad se llega yendo por autovía hasta la salida de Tabernas, continuando por carretera nacional y cogiendo después la AL-3102.

Una vez allí, este evento no se desarrolla en un único punto, sino que trata de situar las diferentes actividades en varios sitios que ver en Velefique. A continuación, te decimos cuáles.

Teatro Municipal de Velefique

En el momento en el que llegamos a Velefique tenemos dos opciones. Una es seguir recto, entrando en el pueblo por la calle Almería y la otra es seguir hacia la izquierda por la misma carretera por la que veníamos, que es la que lleva al Bar–Restaurante La Piscina y al Alto de Velefique, punto de paso de la Vuelta Ciclista a España.

Cogiendo esta segunda carretera, al instante veremos un gran edificio con parte de la fachada en pizarra, un material que abunda en la comarca y que iremos comprobando que es también característico en las casas de Velefique.

Más arriba nos encontraremos con unos alojamientos rurales y abajo con dos salones. El más cercano es el Teatro, en el que se desarrollan tanto cuentacuentos como obras de teatro y conciertos. A su lado, una sala multiusos en la que se realizan exposiciones, concursos de dibujo y otros eventos del Veleficuento.

La plaza de la Constitución

Si en el cruce anterior seguimos recto por la calle Almería, entramos al casco urbano de Velefique. Allí nos vamos encontrando con árboles muy típicos del municipio, como son los almendros y chumberas situados en bancales próximos. Al final de la misma se encuentra la plaza de la Constitución, donde principalmente se realizan cuentacuentos y algunos concursos.

Cuentacuentos en Veleficuento
Cuentacuentos en la plaza de la Constitución. | Javier Cortés

En la plaza se encuentra el Bar Antonio Carmona, el Ayuntamiento y la sala de subastao. Desde hace unos años, se ha embellecido con naranjos y, en el centro, con una gama de flores muy peculiares. Desde rosales hasta cañas indias pasando por duranta, forman un pequeño jardín para todos.

Desde aquí parten también algunas de las rutas de senderismo de Velefique y Los Filabres, como el sendero de Fuente lo Alto y la ruta de Los Cocones.

La iglesia de Santa María

Desde la Plaza de la Constitución podemos continuar por la calle Real. En este recorrido disfrutaremos de unas vistas espectaculares entre almendros, limoneros, jazmines y casas blanquecinas que le dan un toque paradisiaco. Este es lugar de paso de los pasacalles y desde aquí podemos divisar la iglesia de Santa María.

Iglesia que ver en Velefique
Vistas de la iglesia de Santa María de Velefique. | Javier Cortés

Si giramos por la primera calle a la izquierda pasaremos por la Carnicería García (con especial mención a la morcilla de Velefique) antes de girar a la derecha y llegar. La Iglesia es del siglo XV y cuenta con un estilo gótico tardío y artesonado mudéjar. Recientemente se han puesto vigas de color rojizo en el techo y se ha blanqueado la fachada. Su explanada es parada del pasacalles o escenario de cuentacuentos.

La Almazara de Velefique

Desde la calle Real, entre limoneros y naranjos veremos, al fondo, un puente con dirección al barrio de Triana que tendremos que cruzar. Una vez al otro lado, a la izquierda nos encontraremos con la antigua almazara, donde se extraía el ‘oro líquido’ de las aceitunas. En la actualidad, se guardan aquí máquinas para prensar y está en proyecto su rehabilitación como Museo de la Almazara. En esta explanada se realizan también cuentacuentos durante Veleficuento.

Cuentacuentos en Veleficuento junto a la antigua almazara de Velefique
Cuentacuentos junto a la antigua almazara. | Javier Cortés

Encontramos también aquí el Centro Social Lavadero. Antiguamente era el lugar donde las mujeres lavaban la ropa con jabones que solían hacer ellas mismas. Con el paso del tiempo se le ha dado otro uso más enfocado a la gastronomía y actualmente se ha reconvertido en un pub.

Como dato curioso, aquí se encuentra una pequeña balsa con ranas y peces dorados. Este establecimiento fue también el lugar donde Cristina y José empezaron a fabricar la cerveza Filabres.

Qué más ver en Velefique

Velefique guarda además los restos de la alcazaba sufí. Para llegar a ella es necesario hacerlo desde la entrada del pueblo por la carretera AL-3102, desviarse por el Camino del Castillo, una de las sendas para ir al vecino pueblo de Senés y pasar por el cementerio, que cuenta con un minarete musulmán. Desde ahí, los visitantes verán varias indicaciones para llegar a este lugar.

Cuando hayamos terminado nuestra ruta por Velefique y su Veleficuento, una buena opción es llegar hasta el Bar-Restaurante La Piscina, para el cual ya os dejamos las indicaciones al comienzo del artículo. No pueden faltaros, a la hora de pedir, choto en salsa, arroz mixto, caracoles, cherigans, morcilla de Velefique y una cerveza Filabres, creada en este municipio.

La Torre del Reloj, dos ermitas, una multitud de fuentes y el lavadero, entre lo que ver en Nacimiento

El río Nacimiento es uno de los elementos más significativos de la geografía almeriense, ya que da nombre tanto al municipio que atraviesa como a toda una comarca. Situado a más de 800 metros de altitud, cuenta con una buena superficie para realizar diferentes rutas senderistas por todo el término municipal, en el que os mostramos qué ver en Nacimiento en su centro urbano, al que hay que sumar una docena de pedanías.

Cómo llegar a Nacimiento

Para llegar a Nacimiento hay que hacerlo desde la autovía A-92, tomando la salida 352 y buscando desde ahí la AL-4403. Durante el trayecto, molinos de energía eólica dibujan un paisaje de aire moderno y ecológico. Si se ha venido desde Almería, además, el visitante habrá dejado atrás tanto el desierto de Tabernas como Gérgal y su castillo, poco antes de tomar la salida.

Entramos a Nacimiento por una de las calles más extensas del municipio como es la calle Real. En las casas, puertas terminadas en arcos, aldabones (precursores de los timbres), imágenes religiosas en las fachadas, indalos, cruces de madera y dibujos de granadas en los letreros que evocan el pasado del Reino de Granada.

En este paseo, nos encontramos con una de las primeras fuentes, la de El Juncal, que forma parte de los componentes que identifican al municipio. Muchas de ellas de forma decorativa, simbolizan los manantiales que nacen en este municipio. La calle Real desemboca en la plaza Doctor José Muriana Galindo, siguiente parada del paseo.

La Casa de los Diezmos y la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias

Al llegar a la plaza nos encontramos dos edificios históricos: la Casa de los Diezmos y la Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias.

La Casa de los Diezmos, también conocida como Casa del Diezmo del Señor de Gor (dependía de este señor y del Bolodui, ya que Nacimiento perteneció a Alboloduy hasta 1870), data del siglo XVI-XVII. Cuenta con tres plantas y un tejado y es muy similar a una fortaleza. En su fachada principal destaca el escudo con un león, un dragón y varias armas.

Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias. | Javier Cortés/QVEA

En el interior de la plaza vemos la Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias. Esta iglesia, que empezó a construirse en el siglo XVIII, es de estilo barroco con toques mudéjares. En la portada central, el patrón de Nacimiento, San Miguel Arcángel. Arriba, dos ojos de buey en tonos blancos y azulados parecen observarnos. El templo fue reformado en 1970.

Al lado de la iglesia se encuentra el Ayuntamiento y una oficina de información al peregrino, siendo Nacimiento punto de paso del Camino Mozárabe de Santiago que arranca en la plaza de la Catedral de Almería. Si seguimos rectos, nos encontramos con la plaza del General González, donde se realiza el mercado cada martes. A su derecha, otra fuente, la de Los Martínez.

Nacimiento: la importancia del agua

Lavadero de Nacimiento. | Javier Cortés/QVEA

Continuamos por la calle Polavieja, siguiendo el Camino Mozárabe. Un cruce nos lleva a dos lugares de interés próximos. Uno es el lavadero, donde se lavaba la ropa en el municipio y que constituía un importante espacio social donde conversar. Fue construido a lo largo de la década de los 50.

Al lado se encuentra la Fuente de los Ocho Caños, que desde el siglo XIX abastece de agua a la población y cuenta con una ornamentación conservada desde esa época (la fuente se rehabilitó en 2005 respetando su singularidad).

Volvemos a la calle Polavieja y nos encontramos uno de los árboles más antiguos de Nacimiento. Este árbol tiene una ‘propiedad divina’ y es que es un apoyo para los habitantes para situar a forasteros. Junto a este árbol centenario, un panel nos indica cómo llegar a diferentes lugares del municipio.

El Barranco del Moro, un lugar que ver en Nacimiento

Llegamos al Barranco del Moro, uno de los lugares más concurridos y que ver en Nacimiento por varios motivos: las magníficas panorámicas del pueblo, la continuación del Camino Mozárabe, las vistas del Peñón de la Virgen, donde podemos encontrarnos cabras montesas, jabalíes o zorros, y la ermita de las Ánimas. Aquí nos paramos un momento.

A esta pequeña ermita, similar a una pequeña capilla, suelen asistir los habitantes para rezar y llevar ofrendas. En el interior de la misma podemos ver un cuadro con las ánimas, la Virgen del Carmen y un crucifijo, flores y velas.

Continuando nuestro camino, nos encontramos otra fuente, La Venta. Y ya desde ahí los peregrinos que vengan a Nacimiento con el objetivo de seguir por el camino mozárabe continúan hasta llegar al municipio más cercano.

Una ruta biosaludable por Nacimiento

Girando hacia la derecha nos encontramos con la ruta biosaludable o ‘El Carril’. Un recorrido renovado con vallas y farolas que lo iluminan si hacemos la ruta de noche. Desde los aparcamientos públicos, visualizamos la ermita de la Cruz de Mayo. Este templo, que data del siglo XVIII y se ubica en lo alto del cerro, cuenta con una peculiaridad: todos los días del mes de mayo se sube a rezarle a la Santa Cruz a las tres de la tarde, con una oración para cada día.

Torre del Reloj de Nacimiento. | Javier Cortés/QVEA

Desde los aparcamientos públicos bajamos por la estrecha calle Vapor y continuamos por la calle Moral, pasando por el Centro de Día en el que los vecinos pueden conectarse a internet y realizar talleres culturales. Continuando por la calle Correo, divisamos a lo lejos la Torre del Reloj. Esta torre se construyó a finales del siglo XIX y sigue funcionando desde entonces.

Por cierto, si eres uno de los ‘románticos’ de lo ‘vintage’, en esta zona podrás encontrar una de las pocas cabinas telefónicas que quedan en la provincia de Almería.

Dónde comer en Nacimiento

Al lado de la Torre del Reloj se encuentra la Carnicería Caños, con productos de la zona, y el Bar Centro, llevado por una pareja agradable de ciudadanos argentinos. A su amplia gama de tostadas hay que sumar una gran variedad de tapas como jibia en salsa, merluza en salsa verde, secreto y mollejas. Además, en este local se hacen algunas fiestas en torno a la gastronomía, con días de comida argentina o mexicana a los que se acercan comensales de toda la comarca.

Pedanías que ver en Nacimiento

Nacimiento no se acaba aquí, sino que cuenta con casi una decena de pedanías. Entre las más destacadas se encuentran Venta del Pino; Rambla Encina, el barrio más importante del municipio, que contaba con más de una treintena de casas antiguas; Rojas (buenas vistas cercana a Baza), Gilma, que recibe a muchos visitantes en sus fiestas de San Marcos, en abril; Los Sanchos y Los García. En el municipio destacan las hogueras de San Antón, a mediados de enero; sus fiestas veraniegas a principios de agosto y las fiestas patronales en honor a San Miguel, el 29 de septiembre.

El descubrimiento de hierro en el municipio hizo que fuera uno de las explotaciones más importantes del país a finales del siglo XIX

Lucainena de las Torres, uno de los tres municipios almerienses junto a Mojácar y Níjar que forman parte de los pueblos más bonitos de España, esconde varios lugares interesantes para conocerlos en profundidad. Uno de ellos son los hornos de calcinación, que evocan al importante pasado minero que tuvo esta población durante los siglos XIX y XX.

Cómo llegar a los hornos de calcinación de Lucainena

La mejor forma de llegar a los hornos de calcinación de Lucainena de las Torres es haciéndolo desde la autovía A-92 y la carretera nacional 340-a, dejando atrás Tabernas y llegando al desvío hacia la AL-3017. Una vez en el municipio, hay que buscar la AL-3105 en dirección a Turrillas.

El pasado minero de Lucainena de las Torres

Si bien Lucainena de las Torres era un municipio que vivía de la agricultura, tuvo su esplendor a finales del siglo XIX y principios del siglo XX con la minería, debido en parte a la aparición de mineral de hierro en las laderas de Sierra Alhamilla.

En 1896 es cuando se empieza a explotar de manera intensiva unos filones de hierro, que comenzarían a ser enviados por un ferrocarril minero construido para ello, que llegaba hasta el embarcadero de Agua Amarga. Ese año se empezaron a construir los hornos. Algunos terminaron de construirse en el 1900 y otros al año siguiente.

Una vez calcinado el mineral, se sacaba de la parte inferior del horno y se realizaba una limpieza manual. Más tarde era llevado en pequeños carros hasta unos muelles donde se alojaban los vagones del ferrocarril. La explotación se hacía a cielo abierto si el mineral se veía o bien se hacían galerías e incluso pozos. Llegó a haber tres: Pozo Nuevo, Pozo Viejo y El Obispo. Los minerales eran principalmente hierro y algo de cobre.

Panel con información de los hornos. | Javier Cortés/QVEA

Una de las mejoras que trajo consigo la minería fue la llegada del alumbrado eléctrico público y privado, gracias al sobrante de potencia de la central de la compañía minera, que acabó sustituyendo a la anterior de vapor. El pueblo contaría además con la instalación de un hospital, barberías, un teatro, agencias bancarias, empresas de carros de transporte, colegio y juzgado municipal.

Para entender la importancia de la minería hay que resaltar que a finales del siglo XIX existían ocho minas abiertas en Lucainena de las Torres. Entre ellas destacaban Riqueza, El Visto, La Macarena y La Gracia.

Con el paso del tiempo, la minería fue perdiendo importancia debido al agotamiento de los filones de hierro, las mejoras salariales de la época y la falta de personal, la competencia con los minerales norteafricanos y también por los cambios económicos derivados de la I Guerra Mundial hasta que, en 1942, los hornos dejaron de utilizarse y se acabó abandonando la actividad.

El ferrocarril, construido entre 1894 y 1896, estuvo en activo hasta 1942, fecha en la que las instalaciones mineras y ferroviarias fueron desmanteladas. La antigua vía de ferrocarril es hoy el precioso Camino Natural Vía Verde Lucainena de las Torres-Agua Amarga

Los hornos de calcinación de Lucainena

Hornos de calcinación de Lucainena. | Javier Cortés/QVEA

Los hornos (ocho en total) son construcciones en forma cónica más ancha en la base que en la parte final. Están construidos de piedra de la zona con una mezcla de barro y cal. La parte interior se encuentra revestida de ladrillo refractario (resistente, aunque debido al calor y al tiempo pueden llegar a fundirse). La parte exterior está recubierta por bloques de piedra de cantería. Los hornos tenían capacidad de 50 toneladas por cada uno de ellos y por día de carbonato calcinado.

Desde el mirador de los hornos se puede ver una panorámica de parte del valle y de la comarca de Los Filabres-Tabernas, y, en la sierra, puntos como el santuario de la Virgen de la Cabeza o la Tetica de Bacares.

La Senda Minera y la central eléctrica

Túnel en la Senda Minera. | Javier Cortés/QVEA

Desde los hornos de calcinación de Lucainena se puede continuar la visita hacia los restos de un poblado conocido como la Central Eléctrica Diésel y los talleres de Colmenillas. Para ello tendremos que pasar por un túnel para el que es necesario llevar una linterna y andar con cuidado para evitar caernos, si la visita la hacemos por la tarde.

En este lugar se encontraban algunas casas de los encargados de las minas y también de ingenieros. Desde aquí se distribuía la electricidad a las minas y al pueblo. Era también el centro del mantenimiento y reparación de maquinaria dentro del coto minero.

Restos del poblado minero. | Javier Cortés/QVEA

También había unos cuarteles donde los mineros descansaban y la llamada ‘Casa de Pobres’, en principio Casa Yarza, una pensión para las personas que buscaban trabajo y en la que se les daba alojamiento y comida. Si había alguna vacante, generalmente por fallecimiento, podían entrar a trabajar.

En esta zona también había una cuadra donde se encontraba la caballería, generalmente mulos, utilizada dentro de las minas. También un malacate, infraestructura que tenía la función de subir y bajar mineros y mercancía, parecido a un ascensor de la época.

Dónde comer después de visitar Lucainena

En Lucainena de las Torres encontramos varios bares para hacer parada tras la visita. Uno de los más destacados es el Restaurante Pensión Troje, situado en la calle Acueducto, junto al Ayuntamiento. Un lugar ideal para tomar un arroz campero o solomillo, con una Estrella Galicia sin gluten y cualquiera de sus postres caseros.

El municipio cuenta con una torre funeraria única en la comarca de Los Filabres-Tabernas que data del siglo II d. C.

El paso del Imperio romano por la Península Ibérica dejó grandes obras tangibles e intangibles: desde acueductos y calzadas para transportar agua y personas hasta el Derecho Romano, pasando por construcciones funerarias como el Mausoleo de Abla, ejemplo de la importancia que todas las civilizaciones han dado a los rituales funerarios y al enterramiento de sus seres queridos en lugares místicos y con objetos representativos de su vida, sobre todo si estos tenían un alto nivel adquisitivo y se trataban de personas de renombre.

Cómo llegar al Mausoleo Romano de Abla

Para llegar al Mausoleo Romano de Abla hay que hacerlo desde la autovía A-92, en el desvío 341. Tras dejar una gasolinera a mano derecha, a la izquierda nos recibe una Oficina de Información Turística al aire libre, con carteles explicativos de qué ver en Abla (y punto de WiFi). Al caminar unos metros más nos encontramos el Mausoleo.

El monumento funerario es realmente una torre de prácticamente cinco metros de altura (4,80 metros), con una puerta relativamente moderna, ya que fue restaurado hace algo más de una década.

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De vivienda a ermita de San Sebastián

El mausoleo se llegó a terminar de construir a finales del siglo II d.C. siendo uno de los monumentos romanos más representativos de Abla (antigua Alba) y de la comarca junto al pedestal de Avitiano, que suele ser una base en forma rectangular donde se apoya una columna o alguna pequeña construcción, en este caso, una cruz de hierro forjado, que se encuentra en la plaza de San Antón.

Esta localidad se mencionaba en los antiguos escritos como una de las paradas de viajeros de la actual provincia almeriense, junto a Urci, Abdera y Murgi.

Desde el siglo IV fue reutilizado como vivienda y a partir del siglo XVI se adaptaría hasta convertirse en la ermita de San Sebastián, función que tuvo hasta 1936, lo que le libró de un mayor deterioro. Al encontrarse a la entrada del pueblo, el  mausoleo era fácil de visualizar por los viajeros durante todas las etapas históricas que ha pasado Abla.

Cripta del Mausoleo. | Javier Cortés/QVEA

Características del Mausoleo Romano de Abla

El edificio consta de una planta cuadrada de 4,80 metros, levantado sobre un zócalo de pizarra y construido con un material de una gran dureza comparable al hormigón como es el opus caementicium. Dicho material era utilizado en época romana y contenía mortero y una variedad de piedras junto a otro material como el opus signinum.

Dentro del mausoleo se pueden diferenciar dos niveles. En la cripta inferior se encuentra el sarcófago de una persona ilustre de la época y la propia sala para el ritual funerario.

En la zona superior se puede ver en la cubierta, una bóveda de color gris oscuro y negro con un círculo blanco, bordeando cuatro aristas. Estos rasgos se destacan en parte de la arquitectura que dejaron los romanos a su paso por la península.

Bóveda del Mausoleo Romano de Abla. | Javier Cortés/QVEA

Restauración del mausoleo y nuevos hallazgos

La torre funeraria ha sido objeto de varios intentos de restauración hasta finales de septiembre de 2009. Y es que, dado el descubrimiento de la impermeabilización original, el hallazgo de los vestigios de otro mausoleo similar próximo y la aparición de restos de pintura en el interior, se mantuvo parado.

Así, se tuvo que hacer una redacción de un proyecto que incluyera que se prescindía del remate piramidal, la elevación de la puerta y la consolidación de los restos de pintura.

Más tarde hubo de nuevo otra redacción de proyecto para su remodelación y actualmente el edificio alterna partes antiguas con partes modernas, provocando cierta incoherencia. Además, en el inicio de la excavación del monumento en 1987 se descubrieron la fosa sepulcral y fragmentos de una escultura de mármol blanco, en el exterior, como atestigua el investigador Antonio Gil Albarracín.

El Imperio Romano en la provincia

El Imperio dejó un importante legado en la península Ibérica y en concreto en la actual provincia de Almería. Así, además del Mausoleo y el pedestal de Avitiano en Abla encontramos en la provincia los restos de un anfiteatro en el cerro de Villavieja, en Berja; Murgi, el Daymún o Ciavieja en El Ejido; el acueducto de Carcauz en Vícar; el puente de Alhama de Almería o los restos de los baños romanos en Sierra Alhamilla, en Pechina.

Dónde comer tras visitar el Mausoleo Romano de Abla

Hay varios bares y restaurantes que destacan cerca del Mausoleo. Sin lugar a dudas, uno de los más conocidos ((y premiado) es la Posada El Tío Peroles, con comidas vegetarianas, cocidos, solomillos, setas y lomo de orza entre otras tapas. Además disponen de menú y todo ello con una decoración exquisita del local.

En este municipio destaca también la Panadería Santos Mártires, en cuyo establecimiento se pueden comprar panes de chocolate, nueces, pasas y aceitunas, amén de otros bizcochos o dulces.

Esta iglesia, situada en el cerro Montahur, cuenta con una gran historia y un paisaje de altura

Miles de peregrinos se acercan cada año al santuario, situado en la cumbre del cerro Montahur, para adorar y contemplar a la Santísima Virgen de la Cabeza, en el Santuario de Monteagud, en Benizalón, cuya construcción data del siglo XVII.

El origen del nombre (Montahur, y no Monteagud) proviene al menos del año 1569 cuando el escribano Alonso del Pozo menciona a “unos moriscos de Lubrín que estaban guardando un hatajo de unas dos mil cabras junto al castillo de Montahur”.

Cómo llegar al Santuario de Monteagud

Para llegar al Santuario de Monteagud hay que hacerlo desde la carretera N-340a desde las inmediaciones de Tabernas, tomando la A-1100 (dirección Uleila del Campo/Lubrín) al llegar a la almazara de Castillo de Tabernas.

Desde allí, se puede seguir hasta coger la A-5101 hacia Benizalón y, una vez allí, buscar siempre la derecha (hay indicaciones hacia el santuario).

Otra opción es continuar por la A-1100 hasta Uleila del Campo y desde ahí dirigirnos al santuario por el Puerto de la Virgen (carretera de Albanchez).

Historia del Santuario de Monteagud

Uno de los primeros testimonios escritos habla de la existencia de la ermita en el cerro de Montahur en el año 1619. Comenzaron las obras del cerro los propios vecinos de Benizalón en el 1628. Diez años más tarde, la ermita ya se había acabado de construir, al menos en su fase inicial.

A partir de los años 30, del siglo XIX, los ermitaños-monjes fueron sustituidos por una familia entera que se ocupó de cuidar las fincas y mantener limpio el santuario. En 1936, el santuario fue saqueado y en 1939, acabada la Guerra Civil, se llevó a cabo la fiesta de la bajada de la Virgen, que se encontraba de modo permanente en el municipio de Benizalón y solo subía al cerro en las fiestas de septiembre. Desde entonces, el santuario ha sido demolido y reconstruido en varias ocasiones.

Características del templo

Monumento de pizarra a la Virgen de la Cabeza. | Javier Cortés/QVEA

Imagen de la Virgen tallada en mármol. | Javier Cortés/QVEA

Antes de llegar al cerro Montahur, podemos ver en un recinto una imagen de la Virgen tallada en mármol. Ya en el cerro y antes de acceder al santuario, se distinguen distintas zonas. Empezando por una plaza hecha de pizarra de forma circular, en la que se encuentra un pequeño monumento, también de pizarra, dedicado a la Virgen de la Cabeza, con una imagen arriba en marco dorado y adornada con flores abajo. A su lado, un abrevadero para animales. Más adelante, un pequeño merendero. También un pequeño almacén adosado a unas rocas, para guardar ofrendas a la virgen y algunos pebeteros.

Para acceder al Santuario de Monteagud lo hacemos a través de una gran puerta de madera con dos ventanucos a ambos lados. Al entrar, nos asombra la claridad del interior del templo, dominado por el blanco. Más de una treintena de bancos completan el recinto principal. Caminando hacia el altar, acompañado de grandes velas, una ristra de pequeñas velas rojas destacan sobre el resto. Al fondo, el sagrario. La virgen espera al final de las escaleras con un manto rojo, rodeada de flores, bajo una gran cúpula con dibujos azules.

Interior del templo. | Javier Cortés/QVEA

Al bajar del altar, una lápida conmemorativa, que estuvo colocada originalmente sobre la puerta de la ermita, recuerda las obras realizadas en 1638. Por la escalera de caracol situada junto a la entrada principal del santuario se accede al coro. Allí arriba se puede observar todo el interior del templo, aparte de encontrarnos una imagen de Jesucristo crucificado.

Un mirador a Los Filabres

El Santuario de Monteagud, un mirador a la sierra de Los Filabres. | Javier Cortés/QVEA

El cerro de Montahur tiene unas grandes vistas de la sierra de Los Filabres. A través de los miradores se pueden ver Benizalón, Uleila del Campo, Tabernas, Tahal, Benitagla y Cóbdar.

Junto a estos miradores se encuentra una pequeña tienda que suele abrir cuando se celebra la santa misa (el segundo y el último domingo del mes a las 13:00 horas), donde adquirir objetos de ámbito religioso como imanes para móviles y frigoríficos, libros y dvd explicativos del lugar, carteles de la virgen e imágenes de recuerdo.

La Piedra de la Gitana

Piedra de la Gitana. | Javier Cortés/QVEA

Si desde la entrada del santuario nos adentramos en el camino de la derecha y nos asomamos a ver el paisaje, nos encontramos unas rocas o peñascos. La primera, denominada la Piedra de la Gitana; la segunda, la Bartola, de la cual se desconoce su significado.

La Piedra de la Gitana tiene una historia trágica detrás que explica Francisco Martínez Botella en su libro ‘Nuestra Señora de la Cabeza de Montahur: la historia de una devoción cuatro veces centenaria’. En él reproduce la leyenda publicada en el diario católico La Independencia en 1908 por el párroco Domingo Sebastián.

La historia trata de un gitano que habla, emocionado, sobre una piedra con un cura que no entiende el aprecio de este al peñasco. La hija de este hombre tenía tifus, incurable. Ella le prometió a la Virgen bailar en esa piedra, dio varias vueltas sobre la roca y fue ovacionada por el público, por lo que volvió a subir a pesar de que su padre, angustiado, le insistía en bajar.

En uno de esos momentos, ella empezaba el primer verso de un cantar hasta que dio un grito y cayó rebotando de peñasco en peñasco hasta morir. Cuenta la leyenda que un señor pudiente le había ofrecido un duro de oro por subir la segunda vez. La chica está enterrada en Uleila del Campo.

Romancero de la aparición de la Virgen y Romería

Otra leyenda cuenta que a Mateo, pastor lorquino, se le apareció la Virgen en la encina milenaria del Cerro de Montahur. Esta leyenda procede de un romance, probablemente compuesto en el siglo XIX, que bien podría hacer referencia a otra leyenda, la del pastor Juan Alonso de Rivas, a quien se apareció la Virgen en el Cerro de la Cabeza en 1227.

La romería de la Virgen de la Cabeza se realiza al menos desde el siglo XVII según los archivos históricos. Esta celebración, que contaba con fieles procedentes de Benizalón y de pueblos de alrededor como Benitagla, Tahal o Albanchez, se celebraba el último domingo de abril. A partir de 1760 se comenzó a celebrar la fiesta de septiembre debido a que en abril se marchaban muchos hombres a “hacer las Andalucías” y el municipio se quedaba con poca gente.

Dónde comer tras visitar el Santuario de Monteagud

Bajamos el cerro Montahur por el camino que se dirige a Benizalón. Una vez en el pueblo, nos dirigimos a la plaza de la Constitución, donde se encuentra el Centro Guadalinfo, el Ayuntamiento, la iglesia y una fuente, al lado de la cual encontramos el bar Casa Leonor Jacma. Este local cuenta con comida tradicional, productos ecológicos y gran variedad en postres caseros. Su variedad gastronómica y su calidad se refleja en platos como trigo, costillar, cochinillo y salmorejo (con jamón y huevo), pulpo a la gallega y diversos arroces.

Castro de Filabres cuenta con un museo de la pizarra que explica la importancia de este material que comparte con otros pueblos de la comarca

El paisaje de la sierra de Los Filabres es reconocible en la provincia de Almería por algo tan característico como es la pizarra, una piedra muy utilizada para diversas construcciones tales como tejados de casas (más conocidos como aleros), cortijos, corrales, fuentes, chimeneas y fachadas, entre otros usos.

La importancia de la pizarra es vital para la ladera sur de esta comarca, que comparten Olula de Castro, Velefique, Senés y Castro de Filabres. Para destacar el uso de este material en esta zona, Castro de Filabres alberga desde hace al menos 15 años el Centro de Interpretación de la Arquitectura Tradicional, más conocido como el Museo de la Pizarra, que explica el uso que se le ha ido dando a esta como seña de identidad de una parte de la sierra de Los Filabres.

Cómo llegar al Museo de la Pizarra

Fuente de pizarra en Castro de Filabres. | Javier Cortés/QVEA
Fuente de pizarra en Castro de Filabres. | Javier Cortés/QVEA

Llegando a Castro de Filabres desde Tabernas, la entrada al pueblo la hacemos por el camino de la derecha, que desemboca directamente en el museo. Por este camino pasamos por dos fuentes, una de ellas de agua potable, y vemos varias fachadas, cómo no, de pizarra.

El Museo de la Pizarra está situado al lado del Ayuntamiento, de una fuente decorativa, muy similar a una gran fortificación y enfrente del puente del Barranco, uno de los lugares que ver en Castro de Filabres. Como curiosidad, parte de la fachada del Ayuntamiento está conformada por pizarra.

Fachada de pizarra del Ayuntamiento de Castro de Filabres. | Javier Cortés/QVEA
Fachada de pizarra del Ayuntamiento de Castro de Filabres. | Javier Cortés/QVEA

El Centro de Interpretación de la Arquitectura Tradicional, construido a raíz del Plan Turístico Filabres-Alhamilla, tiene como objetivos principales difundir la arquitectura de esta zona de Los Filabres e impulsar la recuperación de la misma.

El museo de la pizarra consta de tres plantas: la primera (o planta baja) dedicada a la explicación de qué es arquitectura tradicional y tipos en la zona; la segunda, dedicada a las construcciones de pizarra, y el sótano como sala de conferencias.

Primera planta

Útiles para la extracción de la pizarra. | Javier Cortés/QVEA
Útiles para la extracción de la pizarra. | Javier Cortés/QVEA

En la primera planta encontramos una pequeña oficina de información sobre las 7 maravillas de Castro, libros dedicados al paisaje cultural de la sierra de Los Filabres, y algunos trípticos con información sobre los lugares de interés de Castro de Filabres. A mano derecha se encuentran los restos de una casa con el tejado, ventana y una pared cubiertas de pizarras.

La arquitectura tradicional de Los Filabres se caracteriza por el empleo de los materiales que ofrece el entorno, ya sea posibilitando el acceso a los mismos y al esfuerzo por conseguir la pizarra y otros útiles necesarios para la construcción. Eran muy importantes las labores de extracción y acarreo hasta el lugar donde queríamos tener los materiales.

Además de aprender la diversidad y las técnicas constructivas en el hábitat, se pueden apreciar 34 fotografías de armaduras, forjados, suelos, ornamentos, fábricas, vanos y cubiertas (tres tipos: de rejas, planas o de aleros). Todas las fotografías están tomadas de lugares de Castro de Filabres, Senés y Velefique.

En la primera planta podemos ver además una pedrera, que es el apero de los animales de carga (generalmente burros o mulas, llamadas también bestias). Se empleaba para el transporte de las piedras utilizadas en la mampostería de la construcción tradicional. También hay un ejemplar de un garabato. Este es un conjunto de palos de madera dura (almez, carrasca, olivo, aunque también se fabricaban de chopo), utilizando sobre animales de carga para el transporte de los aleros (lajas) de pizarra.

Antes de subir las escaleras hacia la siguiente planta podemos ver algunos itinerarios para descubrir Castro de Filabres como el paseo hacia la balsa y el molino del Chorro, el recorrido por los cultivos hasta la balsa de Huerta Iglesias y la excursión por el barranco del Royo, en la que podemos ver ‘El Castillico’, algunos corrales, molinos y cortijos.

Segunda planta

Ejemplo de fachada típica de Los Filabres. | Javier Cortés/QVEA

Si continuamos por las escaleras, veremos un cuadro extenso de la sierra. Si lo hacemos por el ascensor, a mano izquierda encontraremos una imagen de una casa típica de la zona. Ya en la segunda planta, se nos presentan carteles informativos para conservar y proteger, reformar y construir, y recuperar la identidad.

La primera parte, ‘Conservar y proteger’, enlaza con la importancia de conservar estas construcciones por el valor histórico, arquitectónico, paisajístico y social que tienen. Además, aporta un enfoque basado en el conocimiento para así comprender esta tradición en el presente y poder dar a conocerla a las próximas generaciones. Todo ello acompañando el texto con fotografías de eras, corrales y muros de esta zona.

En la segunda parte, ‘Reformar y construir’. se centra en la adecuación de los volúmenes para conseguir pueblos armónicos, en el empleo de la pizarra para las cubiertas, en las fachadas y en la unidad del tratamiento de pavimento de las calles. Esta segunda parte trata de ver los aciertos y fallos que tienen pueblos como Senés, Velefique y Castro de Filabres en el uso y trato de la pizarra.

La tercera parte, ‘Recuperar la identidad’, se centra en mantener la identidad que supone para estos municipios la pizarra y su uso desde tiempos inmemoriales. Abajo se encuentran fotografías de pueblos de Asturias, Granada y Lérida como buenos ejemplos de municipios que tienen una identidad propia.

En el suelo se encuentran varias herramientas para la extracción de la pizarra y esquistos, además de aperos como martillos, garabatos y pedreras. También un barretón, barra de hierro cuya finalidad es servir de palanca para la extracción del alero de la pizarra. O cuñas (piezas de hierro para desgajar la pizarra y conseguir piezas del grosor deseado, que de fabricaban en las propias fraguas locales). Todas las herramientas están cedidas por varios usuarios de Castro de Filabres, Velefique y pueblos de alrededor.

Cómo era la vida en la sierra de Los Filabres

Maqueta de poblamiento en Los Filabres. | Javier Cortés/QVEA
Maqueta de poblamiento en Los Filabres en el Museo de la Pizarra. | Javier Cortés/QVEA

En la pared, una pantalla informa de cómo es la vida en la sierra de Los Filabres. Otra, sobre la técnica constructiva de la pizarra. Esta última explica cómo deben ser los cimientos, los muros de cierre, solerías (las losas de pizarra), vanos y los revocos, entre otros. También se pueden ver algunas fotografías familiares en blanco y negro, o una estampa del barrio de Triana de Velefique.

En la segunda planta también podemos ver una maqueta de un poblamiento de la vertiente sur de la sierra de Los Filabres. Esta trata de enseñarnos las características típicas de esta zona. Los rasgos más importantes del tipo de poblamiento nacen durante el periodo andalusí. Es en ese periodo cuando se definen y construyen los principales sistemas de regadío, junto a los mejores cursos de agua. Esto daría lugar al origen de los actuales núcleos de población.

Este tipo de poblamiento tendría un castillo (hisn) como fortaleza, animales para la supervivencia del poblado situados en los corrales y en el palomar, también tendría eras (lugares comunes donde se cultivaban vegetales y cereales, aparte de ser también un lugar para almorzar). Sería necesario disponer de un lavadero para la ropa, acequias, balsas y molinos de agua para el riego, para los animales y humanos. También la creación de balates que hicieran posible un buen desarrollo de la agricultura.

Una sorprendente sala

Mina excavada en la roca en el Museo de la Pizarra de Castro de Filabres. | Javier Cortés/Qué ver en Almería
Mina excavada en la roca en el Museo de la Pizarra de Castro de Filabres. | Javier Cortés/QVEA

Este museo está emplazado sobre una antigua balsa cuya mina de agua se puede ver en el acceso al sótano. La mina es una galería excavada en la roca, en las pendientes de las montañas, con un canal que extrae agua al exterior. Habiendo bajado al sótano nos encontramos una magnífica sala de videoconferencias con aforo para más de 40 personas, que cuenta con un proyector para ver películas, dos servicios y que está rodeado por tres cuadros dedicados a tres municipios de Los Filabres: una cubierta plana de cortijo (Tabernas), el molino de agua de Juan Egea (Senés) y el Palomar en el cortijo de la balsa (Velefique).

Para finalizar el recorrido por el museo de la pizarra, es recomendable pasarse a tomar unas tapas de calamares, lomo y algún que otro bocata en el bar que hay en Castro, que es el de la tercera edad (abre de martes a domingo) y pasar por la Iglesia Santa María del Rosario.

Un importante legado árabe, apoyado por las representaciones de Moros y Cristianos y las culturas del agua y de la pizarra, entre lo que ver en Senés

Senés, el centro geográfico de Almería, es al mismo tiempo uno de los municipios más desconocidos de la provincia. Este pueblo acogedor y cercano, con más de 1.000 metros de altitud, es un pequeño diamante en bruto de la comarca de Los Filabres-Tabernas y guarda muchos secretos con todo lo que hay que ver en Senés.

Limitando con cinco municipios (Velefique, Tabernas, Tahal, Sierro y Laroya), cuenta desde hace unos años con una importancia extra: la Diputación de Almería hizo un estudio para conocer qué municipio acogía el centro geográfico de Almería, una actuación que sirviera como eje de unión de los almerienses. Concretamente, este centro geográfico de Almería se ubica en un camino situado a 800 metros del casco urbano de Senés, muy cercano a Velefique.

Senés forma junto a Castro de Filabres, Velefique y Olula de Castro un curioso cuarteto de municipios que tienen como elemento común la pizarra, una piedra muy utilizada para tejados y muros en la comarca de Los Filabres. Esa piedra le da una imagen especial unida a otras virtudes que le hacen única para el turismo rural.

Casa típica que ver en Senés. | Javier Cortés/QVEA

Casa típica que ver en Senés. | Javier Cortés/QVEA

Cómo llegar a Senés

A Senés se llega por la carretera que sube desde Tabernas (la N-340a) hacia Macael y Olula del Río. Pasados unos kilómetros desde que se coge esta, la necrópolis del Cerro Cánovas queda a mano derecha, poco antes de llegar a Los Nudos de Senés. Esta necrópolis está compuesta por seis tumbas, al menos de tres ellas son tholos (sepulcros de tipo circular) y otras tres, que son más comunes.

Senés nos saluda varios kilómetros más arriba, en una curva cerrada, dándonos la bienvenida con la fuente del Divino Rostro, acompañada de macetas, algunas ánforas volcadas y un mapa del pueblo. Recibe este nombre en honor al patrón de la localidad, cuyas fiestas se celebran en el mes de septiembre. Unas fiestas más recogidas y cercanas que las de agosto, siempre, eso sí, esperando el día grande, que es el 14 de septiembre. Este día es el más señalado por todos los seneseros para reunirse y celebrar varios eventos como la misa y procesión, paella popular y concierto con orquesta, además de exposiciones y juegos infantiles.

Monumento y fiestas del Emigrante

En la entrada a Senés nos recibe una hilera de casas de dos plantas, de diferentes estilos y tonalidades de blanco. Tejados grises adornados con pizarras y en muchos casos con chimeneas. Muchas de las casas cuentan con bastante espacio, con amplias terrazas o pequeños jardines y adornos que embellecen el paisaje del pueblo.

Casas con espacios, pequeñas jardines o adornos. | Javier Cortés/QVEA

Un cruce nos indica el camino hacia el Ayuntamiento, pero algo nos llama la atención al fondo. Más allá del colegio Alfhil, también presente en Turrillas y Lucainena de las Torres, dos figuras en mármol presiden una plaza. Es el monumento al Emigrante, en homenaje a todas aquellos personas que se fueron del municipio en busca de una vida mejor. Se puede ver a una mujer sentada y triste, con un hombre apoyándola. Ambos tienen las manos en un pequeño globo terráqueo. Este monumento tiene mucha importancia en Senés, ya que da origen a las fiestas del Emigrante, que se celebran en agosto, en homenaje a los centenares de familias que tuvieron que marcharse en los años 40, 50 y 60 a Francia o Alemania, e incluso cerca de 300 personas a San Rafael de Mendoza, en Argentina.

Estas fiestas comienzan con una semana cultural con cine, campeonatos deportivos y teatros. El plato fuerte de las fiestas cuenta con las históricas representaciones de Moros y Cristianos, misa y procesión, verbenas populares y otras actividades. También el sábado anterior a las fiestas se celebra el festival Taco Rock, con la presencia de grupos de pop, rock alternativo o hip-hop.

Moros y Cristianos de Senés

Centro de Interpretación del pasado árabe en Senés. | Javier Cortés/QVEA

La representación de Moros y Cristianos es uno de los activos más importantes que ver en Senés. La localidad apuesta por esta histórica tradición en forma de obra de teatro con diálogos de generales y espías, con caballos, luchas de espadas y trajes preparados para la ocasión. Estos Moros y Cristianos se realizan desde hace siglos en una gran cantidad de municipios de la provincia de Almería. No solo en Los Filabres-Tabernas, donde además de Senés se representan en Alcudia de Monteagud o Velefique. También en el Valle del Almanzora (Somontín, Laroya o Sierro), el Levante Almeriense (Vera, Mojácar o Carboneras) o la Alpujarra (Bayárcal).

Senés mantiene las formas y la esencia, pero con matices que la hace duradera entre su población y la de sus visitantes. Como curiosidad, en el año del Milenio de Almería (2014), Senés hizo una representación de Moros y Cristianos en la Plaza Vieja de Almería para exponer esta tradición ante centenares de personas.

Para que no se pierda esta tradición y reflejar la importancia de estas representaciones, Senés cuenta con un Centro de Interpretación en el que se cuenta su historia. Aquí se encuentran varias exposiciones de espadas del siglo XIX, trajes y además cuenta con un vídeo documental en el que refleja fielmente este evento tan apreciado en el municipio.

Un mirador a Los Filabres

Vistas desde la calle Estación en Senés. | Javier Cortés/QVEA

Ahora sí, tomamos el camino hacia el Ayuntamiento por la calle Estación, dejando atrás y a nuestra izquierda el consultorio médico. A medida que seguimos subiendo, a nuestra izquierda se van dibujando postales con casas, bancales y la sierra. La propia calle es un mirador a Los Filabres.

Otro mirador lo encontramos más adelante. En este caso, uno en el que además sentarnos a hacer una parada. En el Bar Restaurante El Mirador ponen unas tapas exquisitas como queso a la plancha, pisto, pipirrana, asadura y su especialidad, las bombas. A los pies de su terraza nos sorprendemos con una de las calles más coquetas de todo Senés, cubierta de flores, a la que se puede acceder bajando junto a un pino de grandes dimensiones.

Petroglifos escritos en árabe

Escrituras en árabe en la iglesia de Senés.
| Javier Cortés/QVEA

El Ayuntamiento se sitúa enfrente de la iglesia de Santa María, del siglo XVI, con los frescos de don Bartolomé Marín, sacerdote y pintor que en los años 60 pintó frescos en varias iglesias, entre ellas también la de Alcudia de Monteagud, y que además mantiene su pórtico mudéjar. Entre ambas, una plaza mirador con una Rosa de los Vientos junto al escudo de la localidad.

En la propia iglesia se puede encontrar una lápida funeraria de mármol que se cree que se trata de una familia adinerada de la época árabe. Todo ello le da un valor añadido y le diferencia del resto de la comarca. Además de contar con petroglifos, escrituras en piedra, algunas de ellas escritas en árabe, en varios lugares del municipio.

Junto a la iglesia nos encontramos algunas fuentes en la que refrescarnos y en sus cercanías, junto a un pequeño parque infantil, una casa típica del lugar con jardín, otra parecida a una masía y otra con una puerta de un color verde muy intenso.

Los antiguos lavaderos de Senés

Senés aún tiene cosas nuevas que dar a conocer como una almazara, que se pretende convertir en un museo. O la transformación de los antiguos lavaderos ya restaurados en la que será la Casa del Agua. Para llegar aquí es necesario continuar por la plaza del Ayuntamiento y seguir por la calle de La Fuente.

Llegada al Área Recreativa de La Fuente. | Javier Cortés/QVEA

Al final de esta travesía se encontrarán el Área de Recreo La Fuente con un pequeño vagón minero que les indicará que están muy próximos los antiguos lavaderos, frente al merendero. Después de haber pasado el merendero, la balsa y el local del lavadero finalizaremos con otra fuente y un gran espacio circular donde se hace la paella popular de septiembre. Desde esta zona hay una amplia panorámica en la que se divisa gran parte del pueblo.

Una alcazaba que ver en Senés

Reproducción de la Alcazaba de Senés. | Javier Cortés/QVEA

Si deseamos ver uno de los monumentos que mayor historia tienen en este municipio y que además cuenta con unas magníficas vistas son los restos de una alcazaba del siglo XII de más de 5.000 metros cuadrados. Esta fortaleza, que aún guarda restos de murallas, diez torres cuadradas de base maciza y construcciones de molinos hidráulicos de origen medieval, fue importante durante la Reconquista cristiana de la península Ibérica. La alcazaba fue mandada construir por el poeta y cadí Abul Barakat al-Balafiki, que da nombre al municipio vecino, Velefique.

Para llegar a los restos de la alcazaba de Senés se puede continuar el camino desde el Área Recreativa siguiendo la indicación. Se trata de una ruta muy concurrida por aventureros.

El Paseo del Cine de Tabernas cuenta con más de una decena de butacas dedicadas a diversos actores y actrices

El Paseo del Cine de Tabernas es sin duda uno de los lugares más peculiares de esta localidad almeriense. Creado en 2018, su objetivo era dejar un legado histórico sobre el ámbito cinematográfico y potenciar el turismo en la zona.

Situado nada más entrar a Tabernas por la primera entrada desde la N-340a, a apenas unos metros de la Oficina de Turismo y bajo la mirada del Castillo de Tabernas, cuenta con doce butacas dedicadas a actores o directores que han rodado películas en este municipio: Sara Montiel, Mónica Randall, Enzo G. Castellari, Sancho Gracia, Terence Hill, Alberto Dell’Aqua, George Martin, Sal Borgese, Claudia Cardinale, Alex Cox, Ángel del Pozo y la más reciente, la de Franco Nero.

Sin duda, el Paseo del Cine de Tabernas evoca por su recuerdo, simbolismo y una estructura similar al Paseo de la Fama de Almería (que se sitúa al lado del Teatro Cervantes, en el Paseo de la capital), que también cuenta con más de una decena de menciones, en su caso, en forma de estrella, al estilo hollywoodiense.

La historia del cine de Tabernas

Silla de Claudia Cardinale. | Javier Cortés/QVEA

Para entender este paseo hay que remontarse a la historia del cine de Tabernas. A partir de los años 60 se empezó a rodar una buena cantidad de filmografías por el desierto de este municipio almeriense, por los decorados del Fort Bravo, con su apariencia similar a los paisajes típicos del oeste americano y por un sinfín de aspectos que han hecho de este municipio un referente del cine.

Y es realmente a partir de los años 60 cuando se empiezan a rodar películas de alcance: Lawrence de Arabia (1962); Cleopatra (1963); Por un puñado de dólares (1964); La muerte tenía un precio (1965); o El bueno, el feo y el malo (1966). Después llegarían muchas más, entre ellas Patton (1970); ¡Agáchate, maldito!; Conan el Bárbaro (1982); Indiana Jones y la Última Cruzada (1989), 800 balas (2002).

En los últimos años ha habido un nuevo auge del western y se están haciendo muchas producciones, lo que ha llevado a que Tabernas acoja un importante festival de cine del oeste. El apoyo de las instituciones ha sido clave para que año tras año se siga rodando western en Tabernas y la fuerte demanda de la sociedad con respecto a este género ha influido en las plataformas, productoras y televisiones. Y es que desde que Ridley Scott pisó Tabernas para el rodaje de Exodus (2013), y más adelante la serie Juego de Tronos hiciera escala en la rambla del Búho, el volumen de producciones ha crecido exponencialmente, también en épocas en las que no era muy habitual como en pleno verano.

El cine como forma de vida

Volviendo al Paseo del Cine de Tabernas, los elementos claves de esta pequeña ruta son las sillas realizadas por la carpintería de Cecilio, una carpintería metálica local, que las hace de forma artesanal. De hecho, este caso no es el único. Que Tabernas sea un filón para el cine nacional e internacional ha conseguido que varios tabernenses tengan el cine como empleo fijo y como su forma de vida, ya sea como montadores de decorados, de arte, ayudando a productoras, que han fomentado una comunidad en torno al trabajo y que se aprovechara la juventud para seguir creciendo.

Tabernas no es solo el único desierto de Europa, un MiniHollywood o un Fort Bravo, un paisaje preciosista o un lugar emblemático de la provincia de Almería y rodeado de buenas gentes sino también un lugar donde se premia a quienes los han hecho crecer a base de películas, series y proyectos audiovisuales y que han puesto a Tabernas en el mapa mundial del western y del cine.