Desde septiembre de 2022, el Convento de Las Puras abre sus puertas al público, mostrando sus más de 500 años de historia
El Convento de Las Puras alberga a las vecinas más antiguas de la ciudad de Almería. Durante cinco siglos (el quinto centenario se celebró en el año 2015), sus puertas han estado cerradas a visitantes, acogiendo a una población de monjas de clausura que en algunos momentos ha llegado a rozar el centenar de integrantes.
Hoy en día, por debajo de las siete hermanas, lo que obligaría a su cierre y traslado, el Convento de Las Puras abre al público como forma de sobrevivir. Desde septiembre de 2022, esta pequeña ciudad dentro de la ciudad de Almería es visitable, aunque una parte importante de la misma sigue formando parte de la intimidad de sus habitantes.
500 años de Las Puras en Almería
Hemos empezado diciendo que Las Puras son las vecinas más antiguas de la ciudad de Almería. Os contamos un poco su historia: con la conquista cristiana de Almería y expulsión de los musulmanes que dominaban la ciudad, la Corona de Castilla entregó varios terrenos a don Gutierre de Cárdenas, uno de los grandes jefes militares de los Reyes Católicos. Entre ellos tres pequeñas fincas de recreo (almunias) de tres moros importantes en el barrio de la Musalla.
En su testamento, Gutierre de Cárdenas cedía sus terrenos del casco antiguo a la orden de Las Claras. Sin embargo, a su muerte, su esposa, Teresa Enríquez, se los cedió a su amiga Beatriz de Silva, fundadora de las Concepcionistas Franciscanas en Torrijos (Toledo) para construir en Almería el Convento de Las Puras.
A partir de ahí, a través de donaciones, Las Puras adquirieron una gran cantidad de terrenos en Almería y el Bajo Andarax, convirtiéndose en las grandes propietarias de la provincia. Sin embargo, con el paso de los siglos, las expropiaciones y las desamortizaciones les han reducido sus posesiones al actual convento y el anexo edificio que un día fue Colegio y hoy es sede, en régimen de alquiler, de la UNED.
Cómo llegar al Convento de Las Puras
La manera más fácil para llegar al Convento de Las Puras es hacerlo desde la Plaza de la Catedral de Almería. Una vez allí, hay que localizar la estatua al Obispo Diego Ventaja y salir de la plaza por la calle junto a ella. A continuación, hay que tomar la primera calle a la derecha y nos encontraremos con la puerta de acceso a la Iglesia. A escasos metros de allí está la entrada para la visita
Otra forma de llegar es desde la Plaza Vieja. Saliendo hacia la Plaza de la Administración Vieja, junto al edificio de la UNED, se puede bajar por la calle Arráez y la peatonal Gutierre de Cárdenas hasta desembocar en la Casa del Poeta Valente, situada a escasos metros del acceso a Las Puras.
Una tercera opción, desde la UNED, es bajar por la calle Cervantes en dirección a la Plaza de la Catedral y seguir las indicaciones anteriores. Por esta última ruta pasaremos por la puerta oficial del convento, a través de la cual se accede al compás y al torno, como ahora después veremos.
Visitar el Convento de Las Puras: horarios y precios
Antes de seguir, os comentamos: el Convento de Las Puras de Almería se puede visitar de lunes a domingo de 11:00 a 14:00 horas y por las tardes de lunes a sábado de 16:00 a 18:00 horas.
El precio general de la entrada es de 5 euros, aunque existen una serie de descuentos para mayores de 65 años o jóvenes de 12 a 18 años (4 euros), residentes en Almería capital o grupos con guía (3 euros).
También se puede adquirir una entrada conjunta para el monasterio y la Catedral de Almería. En este caso, los precios son de 9 euros la general, 8 para mayores y 6 para jóvenes y grupos. En ambos casos, los menores de 12 años entran gratis.
Y un apunte más: al compás y el torno se puede acceder gratuitamente por el acceso principal de la calle Cervantes, siempre que se tenga una causa justificada. También se puede entrar gratis a la iglesia, aunque solamente en horario de misa, pero sin acceso a las demás partes visitables del convento.
Compás y torno: entrada oficial al Convento de Las Puras
Antes de entrar a la visita, podemos llegar a la entrada oficial, de acceso libre para los visitantes. El acceso se hace por la calle Cervantes, que comunica la Plaza de la Catedral con la Plaza de la Administración Vieja, entre el hoy CEIP Giner de los Ríos, antiguamente propiedad del convento, y el edificio de la UNED. Allí, una placa conmemorativa de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo de Almería nos recuerda el quinto centenario del convento.
Tocando al timbre, y siempre que tengamos una causa justificada, se puede acceder al compás, antesala del convento, llamado así porque rodea al edificio. Es la entrada oficial y solemne. Por esta entrada llegamos a la Puerta Reglar, que conserva sus elementos originales y que era la puerta oficial para las autoridades. Sobre ella, una de las tantísimas representaciones de la Purísima con la que nos encontramos por todo el monasterio, dentro de una hornacina con concha peregrina y escoltada por dos imágenes de santos, frescos realizados por un tío abuelo de Jesús de Perceval.
De camino al torno, encontramos otra Purísima, esta sobre una columna toscana, y una puerta que conecta con la sacristía. Encarni, una de las monjas de clausura, saluda a través del torno. Este ha sido durante siglos el único contacto de las monjas con el exterior y el lugar donde se comunican con aquellos visitantes que acudían a ellas a por dulces, yemas o encuadernaciones, prácticas que ya dejaron de realizar ante la falta de personal.
Comienza la visita al Convento de Las Puras: el claustro sur
Ahora sí, entramos a la parte del convento que era desconocida hasta ahora. Lo hacemos acompañados por el historiador y biógrafo de Las Puras, Antonio Sevillano, y por la calle de José Ángel Valente, para lo que hemos seguido las indicaciones anteriores. En el hall de entrada, nos llama la atención una imagen con tres protagonistas: la Purísima, en el centro, flanqueada por dos mujeres: son Beatriz de Silva y Teresa Enríquez, fundadora y benefactora de Las Puras, de las que ya os hemos hablado más arriba.
Accedemos a la primera gran joya de la visita: el claustro sur, un claustro porticado con un jardín en su interior. A mano derecha, cerrado al público, se encuentra el cementerio en el que reposan los restos de las monjas fallecidas, y que conserva un adintelado gótico original.
La iglesia, abierta al público en horario de misa
Desde el claustro sur, junto a la puerta del cementerio, se accede a la iglesia. Tiene la particularidad de que esta sí se abre al público normalmente, como iglesia que es, en los horarios de misa, pero sin que se pueda acceder desde allí al resto de las instalaciones del convento.
Se trata de una iglesia de una nave, llamadas «de cajón», con dos capillas, una dedicada a la santa fundadora (Santa Beatriz de Silva) y otra privada de la familia Perceval. En el techo, se aprecia un artesonado de escayola que ha reemplazado el original mudéjar.
El retablo más bonito de Almería
Pero lo que más llama la atención es el retablo mayor, de estilo barroco. Sin ser de grandes dimensiones, sí que está considerado como el retablo más bonito de Almería capital y uno de los retablos más bonitos de Almería provincia, junto con el de la Iglesia de la Encarnación de Vélez-Rubio o el de la Basílica de Oria.
La figura central es la Inmaculada Concepción, una imagen de una talla bellísima, de la escuela de Juan de Mena, que tiene tras de sí una historia un tanto curiosa. Y es que, durante la Guerra Civil, la imagen estuvo oculta en la casa de un magistrado junto a la imagen original de la Virgen del Mar (se hizo una copia de esta que fue quemada). Escoltan a la talla de la Inmaculada dos figuras de personajes desconocidos, y en la parte superior, la imagen de la fundadora, Santa Beatriz, y de San Francisco.
Completan esta Iglesia, que durante la Guerra Civil fue utilizada como lazareto, hospital, almacén y carpintería, una secuencia de cuadros, la mayoría de Antonio Bédmar del siglo XIX.
El coro bajo
Junto al altar, observamos a nuestra izquierda una reja que separa la Iglesia del coro bajo, punto desde el cual las hermanas pueden seguir la misa. A su lado, una pequeña puerta da acceso a la cratícula, espacio donde el sacerdote comulga a las monjas.
Para acceder al coro bajo, hay que salir de nuevo al claustro y seguir hacia la derecha. Subiendo unos pocos escalones, accedemos a esta sala, también visitable actualmente.
Refectorio
Nuestra siguiente parada se encuentra al otro lado del claustro, pasando la zona de la crujía, otro de los espacios más bonitos del convento. La crujía separa el claustro sur del septentrional y el obrador, que permanecen cerrados al público. El refectorio ha sido el comedor de las monjas de clausura hasta la apertura de la instalación al público.
En la puerta encontramos una lápida musulmana, encontrada en una de las remodelaciones que ha sufrido el convento. Dentro, una serie de pinturas realizadas por las propias monjas, las más antiguas de todo el interior y la mayoría ya deterioradas, y que representan diferentes escenas bíblicas.
Llama la atención un púlpito situado en uno de los laterales. Desde allí, cada día una de las monjas oficiaba los rezos en las comidas. Ahora, este espacio está abierto al público y las hermanas se han ‘mudado’ a otra estancia del convento.
Planta alta: celdas, sala capitular y coro alto
Salimos del refectorio y volvemos a la crujía. Ascendemos por unas estrechas escaleras de caracol que guardan la leyenda de una aparición del demonio a una monja que acabó tirándose por ellas. Otra opción para subir son las escaleras situadas junto a la puerta de entrada al claustro sur, con materiales originales y a mitad de las cuales podemos ver un ángel exterminador. Son por las que bajaremos más adelante, ya al final de la visita.
Una vez arriba, Encarni vuelve a saludarnos, ahora desde su celda. A lo largo de la galería se disponen las celdas en las que descansan las hermanas. La última de ellas ha quedado como muestra para que el visitante pueda ver cómo son estas pequeñas estancias para el descanso. Una habitación pequeña y sencilla, con apenas una cama, una mesita de noche y armario, forman todo el mobiliario de la misma. Junto a esta celda, una pequeña capilla a la que llaman ‘Oración del Huerto’.
Continuamos hasta la Sala Capitular, un gran espacio de reunión para las monjas. En esta estancia es donde se realizan los nombramientos o donde se toman las decisiones más importantes para la comunidad.
Desde esta misma sala, y subiendo por unos pequeños escalones, llegamos al coro alto, visible desde la Iglesia en la parte superior, y en el que destaca la conservación del artesonado mudéjar original, así como un atril del siglo XVI.
Es en esta planta alta, y más concretamente en las últimas estancias, donde se concentra el mayor patrimonio de arte sacro. Los más destacados se encuentran en el coro alto, con representaciones en óleo de Teresa Enríquez y otras de San Francisco o Beatriz de Silva.
Un paseo por el entorno
Al finalizar la visita al Convento de Las Puras, podemos continuar nuestro paseo por el casco antiguo de Almería acercándonos a la Casa del Poeta Valente o la imagen de San Valentín de la Plaza Campoamor, ambas a escasos metros y en la misma calle. Otra opción es la de bajar a la Plaza de la Catedral, e incluso llegar a la Plaza Vieja por el norte.
En cualquier caso, una parada casi obligatoria en este paseo tenemos que hacerla en la Bodega Montenegro, saliendo en dirección hacia la Catedral y girando a mano derecha, en la Plaza Granero. Se trata de una de las bodegas más antiguas de la capital y no puedes irte sin probar su fabuloso arroz con pulpo o cualquiera de sus tapas de pescado, especialidades de la casa.
Dónde se pueden comprar las entradas?
Hola Carmen. Se pueden comprar allí mismo en el acceso de la calle José Ángel Valente. También puedes comprarlas con antelación en monasteriopuras.com. Un saludo!