El Cortijo de Las Dos Torres, a menudo llamado ‘de los Godoy’, es uno de los lugares que ver en Benahadux

Uno de los lugares que ver en Benahadux es el Cortijo de Las Dos Torres, situado en las cercanías de El Chuche. Un palacio que, viéndolo desde la carretera nacional, llama la atención tanto por sus dos torres de cuento como por su forma de emerger entre la vega del Andarax.

Ya sea saliendo desde Almería hacia la Alpujarra, o llegando a la capital almeriense por esta carretera, el Cortijo de Las Dos Torres, a menudo llamado también ‘de los Godoy’, llama al conductor a visitarlo. O, al menos, ya que su acceso no está permitido por tratarse de una propiedad privada, sí a contemplarlo un poco más de cerca, desde su exterior. 

Cómo llegar al Cortijo de Las Dos Torres

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Situado en la carretera que une el núcleo urbano de Benahadux con la barriada benaducense de El Chuche, tenemos dos formas de llegar hasta este palacio. Una, viniendo desde Almería capital y Huércal de Almería, tomando como referencia la conocida como ‘rotonda de Briseis’ (por dar acceso a esta empresa que, junto al acueducto de Zamarula, hace de límite entre Huércal y Benahadux).

Allí hay que coger la salida en dirección a El Chuche, donde podemos hacer una parada para ver la zona arqueológica con los yacimientos iberorromanos de El Chuche, Cerro del Paredón y el Cerro de las Agüicas, que están considerados como la ubicación más verosímil de la antigua ciudad de Urci.

Otra parada de camino al Cortijo de Las Dos Torres la podemos hacer una vez que salimos de El Chuche, en la primera rotonda que nos encontramos. Allí podemos ver la imagen de la diosa Tanit, de origen cartaginés, adoptada como imagen del municipio, junto a la reproducción de un miliario romano que marca las distancias a Alba y Turaniana.

Otra forma de llegar es desde Benahadux, entrando desde la gran rotonda de la carretera nacional hacia la avenida 28 de Febrero y siguiendo de frente en la glorieta que nos encontramos al final de esta vía. Pasados los primeros cortijos de la barriada de Cuevas Viejas, veremos ya las dos torres, que quedarán a nuestra izquierda.

Detalle de una de las torres del cortijo de las Dos Torres de Benahadux
Una de las torres del Cortijo de las Dos Torres de Benahadux. | Tito S./QVEA

Historia del Cortijo de Las Dos Torres

Antes de seguir, hay que incidir en que se trata de un cortijo que es propiedad privada, por lo que el acceso no está permitido y solo es posible admirarlo desde fuera. Bernardo Campos, que fuera alcalde de Almería, mandó levantar en 1868 este palacete burgués en la vega del Andarax, para regalárselo a su esposa, Ana Medina.

En sus orígenes, fue concebido como una villa de recreo, aunque posteriormente le añadiría las dos torres como palomar, a las que se accedía por una escalera de caracol, relata el periodista Manuel León.

El edificio constaba en su disposición original de vivienda en la planta alta y un almacén destinado a la uva en la parte baja. Había además habitaciones auxiliares, salas para la lectura o para la costura y una serie de alacenas. En la parte exterior se construyó otra vivienda y una capilla excavada en cueva, con portada ojival, con una cripta funeraria familiar

Cuenta además con dos anécdotas. Una, que el cortijo quedó partido con la construcción de la línea de ferrocarril Linares-Almería, por lo que el tren cruzaba cada tarde la finca. Otra, que tras un incendio, los propietarios mantuvieron una de las torres pintada de negro como recuerdo de ese suceso.

Escudo de armas de la familia Magaña, actuales propietarios del Cortijo de las Dos Torres de Benahadux. | Tito S./QVEA

La niña y la torre

En torno a este palacio existe también un halo de misterio. Existe la leyenda de que una de las familias que habitó este cortijo tenía una hija que padecía de esquizofrenia y fue encerrada en una de las dos torres hasta que falleció.

Desde entonces, dicen, ocurren casos extraños en esa torre y se cuenta también que por las noches se ve a una niña cruzando la carretera. Una leyenda que convierte a este lugar en uno de los lugares con misterio de Almería.

Qué ver en Benahadux

Además del Cortijo de Las Dos Torres, hay más que ver en Benahadux. Ya os hemos hablado de la imagen de la diosa Tanit y los yacimientos iberorromanos, ambas en El Chuche. En el casco urbano, sobre la avenida 28 de Febrero se articulan otros puntos de interés que ver en Benahadux. En torno a esta vía se halla la iglesia parroquial, en honor de la Virgen de la Cabeza, en el Paseo de Urci y a muy pocos metros del Ayuntamiento.

Muy cerca, desde la avenida, y ascendiendo por la callejuela junto a la Bodega El Chaparral, donde recomendamos una parada para comprar y probar vino del país, llegamos hasta la ermita de la Cruz. También subiendo por la misma avenida, a mano izquierda tenemos un lavadero rehabilitado en mármol, en la calle Navarro Darax.

Al final de la misma avenida, junto a la rotonda con la carretera nacional, encontramos el Centro de Interpretación de las Culturas del Mediterráneo, con un repaso a la historia de iberos, fenicios, griegos, cartagineses y romanos en la provincia.

Por último, un elemento que empezó siendo publicitario y ha acabado como Bien de Interés Cultural: el toro de Osborne. Siguiendo por la carretera nacional en dirección al municipio de Rioja, antes de llegar al puente que une estas dos localidades nos lo encontraremos a nuestra espalda; de frente, si venimos en sentido opuesto.

Es uno de los edificios de arte neoclásico más representativos de toda la provincia de Almería

A tan solo cinco kilómetros del municipio de Cantoria, en la pedanía de Almanzora, encontramos un edificio que simplemente con mirar su fachada es capaz de trasladarnos hasta finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Se trata del Palacio del Almanzora, también conocido como Palacio de los Marqueses del Almanzora.

Se alza junto a la plaza Marquesa Catalina Casanova, donde los vecinos conviven y charlan. Y allí, atenta, frente a ellos, la obra observa el día a día de los cantorianos, esperando impaciente volver a cobrar vida y continuar su historia.

Vista general del Palacio del Almanzora. | Mª José Martínez/QVEA
Vista general del Palacio del Almanzora. | Mª José Martínez/QVEA

Tras sus paredes se esconden miles de leyendas. Historias que narran la vida de los marqueses de Villafranca, del marqués de la Romana, o del mismísimo marqués del Almanzora. Unos muros que durante muchos años han sido el refugio de momentos clave en la comarca del Almanzora, y que conforman una enorme caja de secretos que jamás serán desvelados.

Orígenes del Palacio del Almanzora

El origen del Palacio del Almanzora se remonta al siglo XVIII, cuando el marquesado de Los Vélez optó por dividir su área geográfica en tres zonas administrativas. En Almanzora construyeron el edificio de arte neoclásico más destacado de toda la provincia de Almería. Este contaba con áreas de vivienda, áreas administrativas, graneros para recoger los cereales, y una almazara. Un poco más tarde, se aprovechó como casa solariega de los marqueses de Villafranca y del marqués de la Romana.

Su historia dio un giro a mediados del siglo XIX, cuando Don Antonio Abellán Pañuelas, de Cuevas del Almanzora, adquirió el edificio. En 1872 fue nombrado marqués, convirtiéndose en el primer marqués del Almanzora. Tras su nombramiento amplió considerablemente el Palacio del Almanzora de Cantoria, añadiendo nuevas estancias y convirtiéndolo en un verdadero castillo. Fue en este punto cuando se le otorgó un aire neoclásico, muy de moda en las construcciones de aquella época.

Estructura del Palacio del Almanzora

La fachada externa de este monumento de Cantoria es de ladrillo visto, decorado con mármol blanco. En el centro podemos observar un arco de medio punto reposado sobre pilastras, encuadrado por elementos similares. Además, una cornisa en línea quebrada bordea todo su perfil. Esta estructura tiene un gran protagonista: el escudo de armas de Abellán, que consta de un manto con el escudo de Carlos III.

Escudo de Armas de Abellán. | Mª José Martínez/QVEA

Al cruzar el portón del Palacio del Almanzora, llegamos a un patio de honor, coronado por unas elegantes escaleras que llevan hasta su puerta principal. El edificio cuenta con un gran pabellón con dos alas en escuadra, que abrazan dicho patio. Es el ala izquierda de la obra y el pabellón principal las zonas que estaban destinadas a la vivienda de los marqueses. El ala derecha, por su parte, era el lugar de culto, con una capilla, a la que podía accederse desde el patio central. Desde allí también se llegaban a las caballerizas, las dependencias para servicios y la almazara.

Al interior del Palacio del Almanzora de Cantoria se entraba desde una gran puerta de madera sólida tallada. Un amplio vestíbulo era el centro desde donde se disponías el resto de habitaciones. Estas dependencias conservan aún algunos de sus elementos decorativos, como son zócalos pintados simulando la textura del mármol, techos con dibujos pintorescos y colores alegres en sus paredes.

Interior del Palacio del Almanzora. | Mª José Martínez/QVEA
Interior del Palacio del Almanzora. | Mª José Martínez/QVEA

Rehabilitación del Palacio de Almanzora

La rehabilitación del Palacio del Almanzora de Cantoria es algo que piden a gritos sus propietarios, administraciones y vecinos. Este inmueble, que fue declarado Patrimonio Histórico Andaluz en el año 2006, se encuentra en evidente estado de deterioro y pide a voces auxilio. Sin embargo, su dimensión es tan amplia que la rehabilitación completa tendría un coste de alrededor de seis millones de euros. Un importe muy elevado al que no pueden hacer frente y reclaman una solución urgente.

Hasta el año 2020 el edificio tenía diferentes dueños, pero recientemente se firmó la cesión al Ayuntamiento de Cantoria durante el próximo medio siglo buscando un compromiso para que vuelva a lucir como antaño.

Dónde comer en Cantoria

Si quieres aprovechar la visita para degustar algunos platos típicos de la zona, el Bar-Restaurante Los Albardines te encantará. En él ofrecen menús diarios y especiales, tapas variadas y carnes a la brasa. Destacan sus salchichas al vino, carne en salsa, ensaladilla rusa y alitas de pollo, entre otros muchos platos.