Romanos y árabes ya identificaban un punto intermedio entre Cañadas de Cañepla, en María, y Topares, en Vélez-Blanco, como el lugar de nacimiento del río Guadalquivir

Fuera de los límites del Parque Natural Sierra de María-Los Vélez, la comarca velezana no deja de sorprender. Las ricas tierras del norte de la provincia pintan de colores la altiplanicie pasando del blanco de las nevadas del invierno, a los tonos verdosos y dorados de los campos sembrados de trigo y avena en primavera y verano, a los marrones y anaranjados del otoño una vez pasada la época de la siega en espera de un nuevo ciclo.

Esta tierra fértil guarda un gran tesoro en su interior el nacimiento del río Guadalquivir, en un punto intermedio entre Cañadas de Cañepla y Topares, pedanías de María y Vélez-Blanco, aportando sus aguas a los campos del norte de la provincia para perderse en su camino hacía Orce (Granada) y desembocar en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).

Razones históricas y científicas

Cartel que indica el nacimiento del río Guadalquivir. | Lázaro Martínez/QVEA

El historiador Vicente González Barbarán argumenta razones históricas y científicas para demostrar que el Guadalquivir nace en tierras almerienses, a 60 kilómetros del emplazamiento actual en la sierra de Cazorla. Ya tanto los romanos como los árabes identificaban su nacimiento en Almería. González Barbarán sostiene que se trata de un error histórico y arguye que fue una decisión política en tiempos del reinado de Fernando III el Santo, la que posibilitó situar el nacimiento del rio en tierras jienenses, ya que el gran río no podía nacer en tierras no conquistadas.

Junto a esto, criterios científicos consideran que el Guadiana Menor no es el afluente del Guadalquivir, sino el verdadero río, cuyo nacimiento está entre Cañadas de Cañepla y Topares. Para establecer cuál es el río principal hay que atender a parámetros como mayor recorrido, 60 kilómetros más; nacer en un punto más bajo, 1.300 metros sobre el nivel del mar y mayor aporte de caudal permanente, 14 hectómetros cúbicos de aporte. La zona norte de Almería y Granada está llena de asentamientos a lo largo de la ribera del río regando sus cultivos, esto ha hecho que el aporte sea menor e incluso en algunos lugares su curso sea subterráneo.

Cómo llegar al nacimiento del río Guadalquivir en Cañadas de Cañepla, en María

Balsa de la Revuelta, lugar de nacimiento del río Guadalquivir en Cañadas de Cañepla. | Lázaro Martínez/QVEA

En la búsqueda de la fuente originaria del río vertebrador de Andalucía hay que tomar la A-317 a la altura de Vélez-Rubio, después de dejar al A-92N. Tras atravesar los municipios de Vélez-Blanco y María, dirección Orce, un indicativo a la derecha muestra el camino para Cañadas. Será el momento en el que nos sumergimos en los bosques de pino carrasco del Parque Sierra de María-Los Vélez. Una estrecha carretera serpenteante entre pinares atraviesa los extensos campos de cereales que rodean Cañadas de Cañepla.

Para acceder a la localidad hay pasar sobre el Guadalquivir. El curso del río está marcado por los juncos que crecen en sus márgenes. Apenas un par de kilómetros separan la entrada de Cañadas del nacimiento del río Guadalquivir. Giramos a la derecha en dirección y continuamos por la carretera un kilómetro y medio, a la izquierda Un cartel descolorido junto a una encina marca el camino. El trayecto se puede hacer a pie. A la derecha nos quedará el curso del río hasta la balsa de la Revuelta donde aflora el Guadalquivir.

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El Pozo de Juan López, en Topares, el otro nacimiento del río Guadalquivir

Pozo de Juan López, en Topares. | Lázaro Martínez/QVEA

El otro punto de nacimiento es el Pozo de Juan López en Topares. Desde aquí el curso es subterráneo para aparecer en Cañadas. Para llegar hasta el pozo es necesario llegar a Topares. Para ello, volvemos a Cañadas de Cañepla y al salir del pueblo dirección Orce, se gira a la derecha por la AL-9102 para llegar el núcleo urbano más lejano de la provincia de Almería, Topares.

Esta pedanía velezana es el lugar perfecto para hacer un alto en el camino y recuperar fuerzas en algunos de los restaurantes: El Martínez, a la entrada; y El Corralillo, junto a la iglesia, donde degustar carnes a la brasa, cordero segureño, embutidos, patatas con ajo o huevos cortijeros.

Tras el descanso, toca continuar la ruta hasta el Pozo de Juan López. Para ello hay que tomar dirección Vélez-Blanco por la AL-9102 y a unos 21 kilómetros encontramos el pozo. Desde aquí, a un lado la cuenca del Segura, al otro la del Guadalquivir, cuyo nacimiento tenemos junto a la carretera. 740 kilómetros separan este punto de la desembocadura en el Atlántico por Sanlúcar de Barrameda.

Esta senda nos llevará entre campos de cereal y pinares, por una carretera estrecha llena de curvas, que discurren por el Parque Natural Sierra de María-Los Vélez, hasta Vélez-Blanco.

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Adentrarse en el norte de la provincia de Almería es descubrir el Parque Natural Sierra de María-Los Vélez

Adentrarse en el norte de la provincia de Almería es descubrir la Muela de Montalviche, el Mahimón, el extenso bosque de la Alfaguara, el impresionante macizo de la sierra de María o monumentos naturales como la Sabina Milenaria, además de contemplar la rica fauna que puebla la zona y la amplia variedad de especies vegetales que hacen único al Parque Natural Sierra de María-Los Vélez.

La riqueza natural de Sierra de María-Los Vélez tiene su colofón en el tesoro cultural que tienen Vélez-Blanco, Vélez-Rubio, María y Chirivel, municipios por los que discurre el parque y en los que el hombre se asentó hace más de 15.000 años: así lo atestiguan los yacimientos de la cueva de Ambrosio, la cueva de Los Letreros o la cueva de las Colmenas, donde podemos encontrar la figura del Indalo, símbolo de la provincia, todas ellas declaradas Patrimonio de la Humanidad.

Pintura en la cueva de Los Letreros. | Lázaro Martínez/QVEA

Recepción a los visitantes del Parque Natural

A la hora de acercarnos al parque y tener un primer contacto con el entorno se hace obligatoria la primera parada en alguno de los dos centros de recepción de visitantes que alberga el espacio natural. El Almacén del Trigo en Vélez-Blanco y la Umbría de la Virgen a dos kilómetros de María por la A-317 ofrecen al visitante un primer contacto con el parque. Un espacio en el que, a base de paneles explicativos, maquetas y elementos interactivos se pueden descubrir de un vistazo las 22.562 hectáreas del espacio protegido acercándose el turista a la fauna, la flora, monumentos o los yacimientos prehistóricos.

Se trata de un punto de encuentro en el que el viajero va obtener toda la información, desde actividades, senderos o puntos de interés. La dotación didáctica del parque se completa con el jardín botánico Umbría de la Virgen, situado en la falda de la sierra a un kilómetro de María por la A-317 a la izquierda.

Un bello paseo entre almendros que nos acercan hasta la ermita de la Virgen de la Cabeza para adentrarnos en los primeros pinares al llegar al jardín botánico. En un espacio de 40 hectáreas se puede conocer la flora que habita el parque, además de las formaciones vegetales en las que se ubican. Ello posibilita conocer en cuatro kilómetros de senderos el rico patrimonio natural de la zona o descubrir especies endémicas como la Centaurea Mariana.

La Sabina Milenaria, el habitante más longevo de Sierra de María-Los Vélez

El recorrido por el parque nos traslada hasta Chirivel para descubrir una de las joyas que esconde: la Sabina Milenaria, a 1.600 metros de altura. Pero antes de subir a este Monumento Natural es necesario obtener permiso para acceder por estar situada una zona de reserva. Para ello hay que dirigirse al CEDEFO de Vélez-Blanco, donde se encuentra ubicada la oficina del Parque Natural.

Al llega a Chirivel, en la carretera principal del municipio, un indicativo nos señala la dirección por la calle Camino del Puerto. Tras cruzar bajo la autovía A-92N el camino asfaltado se convierte en una pista forestal que seguiremos unos 5 kilómetros. El comienzo del sendero de la Sabina se encuentra señalizado a la derecha. Un camino serpenteante de 9,8 kilómetros entre pinares que lleva a descubrir este tesoro natural, al habitante más longevo de la comarca con casi un milenio.

Sabina Milenaria en Chirivel, en Sierra de María-Los Vélez. | Lázaro Martínez/QVEA

Julio Alfredo Egea al conocer su edad dijo “Sentí el vértigo del paso del tiempo bajo su sombra. Me sentí efímero y pequeño bajo aquel árbol que había resistido al tiempo y las hachas, que sabía del paso de tantas civilizaciones bajo sus ramajes, que había presenciado la llegada de mil primaveras”.

Este ejemplar de 20 metros resiste solitario al paso del tiempo. Lo hace bajo la roca de la sierra que la contempla y la vigilancia de las ovejas que la custodian día tras día. No es de extrañar que los lugareños, al visitar la Sabina Albar, se sientan parte de la historia de un lugar mágico. Un lugar que, al entrar en su interior, te llena de paz y te hace sentirte vinculado para siempre con la Sabina Albar.

Vélez-Blanco y Vélez-Rubio, el corazón del Marquesado de Los Vélez

En el corazón del Marquesado de Los Vélez se sitúan Vélez-Blanco y Vélez-Rubio, dos poblaciones en las que el patrimonio histórico, monumental y arquitectónico es de un gran valor, como atestiguan los estilos gótico tardío, mudéjar, renacentista o barroco que se observa en sus edificaciones. Además, de un estilo propio, el clásico velezano que define la simetría de las edificaciones señoriales de los siglos XIX y XX. Ello les ha valido el reconocimiento de Bien de Interés Cultural a los cascos históricos de los dos Vélez.

En Vélez-Rubio destaca la iglesia de la Encarnación, joya del barroco almeriense, así como las iglesias de San José y del Carmen o el convento de la Inmaculada. En cuanto a las edificaciones civiles sobresale el Hospital Real, hoy sede del Museo Comarcal Miguel Guirao y el Palacio de las Damas Catequistas, antiguo palacio del Marqués de Los Vélez, además de multitud de casas modernistas e historicistas a lo largo de todo el casco histórico.

El castillo de Vélez-Blanco

Castillo de Vélez-Blanco y Muela de Montalviche. | Lázaro Martínez/QVEA

Continuando por la A-317 llegamos a Vélez-Blanco. Allí destaca el castillo renacentista de los Fajardo, quien contempla desde las alturas las casitas blancas que se desparraman por su falda en el barrio de la Morería para llegar hasta la iglesia de Santiago Apóstol, de estilo mudéjar, o el convento de San Luis, así como la arquitectura de las casas con abundante rejería, encaladas y teja árabe sobresalen en el conjunto.

Vélez-Blanco cuenta además con un enjambre de senderos que permiten conocer todo el patrimonio natural y artístico del municipio hasta Topares. Es el parque un espacio lleno de naturaleza y aire puro. En él, se da una simbiosis perfecta entre naturaleza, el castillo y los yacimientos arqueológicos. Algo que pocos lugares pueden ofrecer, y que hacen un privilegio vivir en él. O recorrer la Muela de Montalviche, un espacio en el que perderse entre pinares y subir a la cumbre a más de 1.500 metros, donde las vistas del pueblo y del parque son maravillosas.

La Alfaguara, uno de los bosques mejor conservados de Almería

Si continuamos ascendiendo llegamos a María, situada a 1.200 metros, lo que permite que en sus inviernos las nieves cubran la sierra. En este caminar por el parque llegamos hasta la cara norte, donde podemos descubrir una abundante masa forestal de pinares en la Alfaguara siendo uno de los mejores bosques conservados de la provincia y coto de caza en la época de Felipe II. Se trata da una densa masa vegetal compuesta por pino carrasco, encinas, pino laricio y caducifolios. En las zonas altas viven mamíferos como la ardilla, el tejón y se pueden observar rapaces como el águila calzada, el azor o el gavilán.

Adentrándonos en los pinares por la A-317 camino de Orce podemos disfrutar de varias zonas recreativas como La Piza o el Camping Sierra de María, punto de partida de senderos y lugar para multitud de actividades en la naturaleza, además de disfrutar en sus restaurantes, abiertos todo el año, de los embutidos de la zona o el cordero segureño, así como platos típicos como gurullos, migas o arroces.

Del punto más alto a las profundidades de la tierra

La Comarca de Los Vélez en general y el Parque Natural Sierra de María-Los Vélez en particular ofrecen por su situación geográfica descubrir abruptas sierras que van desde los 700 a los 2.045 metros de altitud del pico de La Burrica, punto más alto de la sierra o a buscar en las profundidades de la tierra en la veintena de cavidades que encontramos.

A esto hay que sumar el legado que dejaron los primeros pobladores de esta tierra con multitud de yacimientos en los que el hombre ha dejado su impronta a través del arte rupestre. Junto a todo esto, existe un importante legado en torno a la cultura del agua con 63 inmuebles catalogados, entre molinos hidráulicos, balsas, lavaderos, aljibes, abrevaderos, acueductos de diferentes estilo y épocas.

En este recorrido no se puede olvidar la rica gastronomía que ofrece la comarca con importantes bares y restaurantes. Algunos de ellos, distinguidos con la marca Parque Natural.