La iglesia de la Purísima Concepción destaca por sus vidrieras, que muestran el embarazo de la Virgen como si fuese una ecografía

En un lugar céntrico del pueblo de Turre, destacando sobre el resto de casas bajas por su tamaño y monumentalidad, se encuentra la iglesia de la Purísima Concepción, templo de finales del siglo XIX de estilo neogótico-mudéjar.

Tiene gruesos muros de cantería que se elevan formando una estructura pétrea. Tres naves, la principal más alta que las dos laterales, con planta de cruz latina. Adosada a la derecha de la fachada principal, una torre-campanario de estilo neomudéjar. Bonita, sí, pero, en apariencia, nada que destaque especialmente sobre el resto de templos de la provincia de Almería.

Lo especial de la iglesia de Turre está en sus vidrieras

Vidriera en la iglesia de Turre. | Víctor Visiedo P./QVEA

Y es que lo especial, lo distinto que la hace única en el mundo entero, está en su interior. Sus vidrieras están dedicadas a la mujer y a la vida. Cuentan el embarazo de la Virgen María como nunca antes se había hecho en un templo. Hay un feto encaminado hacia el canal del parto, el útero materno, un ovario…

Contemplar las vidrieras de la iglesia de Turre es casi como ver la gestación de Jesucristo con los ojos de un ginecólogo del siglo XXI. Y es que, en parte, así fue. Blas Carrillo, doctor ginecólogo de gran prestigio fallecido recientemente, fue el impulsor de este proyecto con el que ha logrado que la iglesia de Turre sea un monumento sin parangón.

El embarazo de la Virgen como nunca se había contado

Fue a finales de 2015 cuando el doctor Carrillo inauguró las primeras vidrieras, coincidiendo con el día de la Purísima Concepción. El arte sacro, desde los tiempos más remotos, ha servido no solo como elemento ornamental, sino para explicar la palabra de Dios. En este caso, algo poco habitual: la gestación de Jesucristo dentro de su madre, la Virgen María.

Y lo hace a través de tres rosetones que representan la fecundación, gestación y parto de Cristo. Ya lo dijo el propio Papa Francisco: “Jesús ha comenzado su camino en María, trascurriendo los primeros meses de vida en el vientre de la madre: no ha aparecido ya adulto y fuerte, sino que ha seguido todo el recorrido de un ser humano”.

Lateral de la iglesia de Turre. | Víctor Visiedo P./QVEA

Tras la muerte de su padre, estando Blas Carrillo en su misa de funeral en la iglesia, sintió la necesidad de convertir el templo de su pueblo en un homenaje a la vida. “El vientre materno es el santuario de la vida”, decía.

Las cinco vidrieras de la iglesia de Turre

Y así lo hizo, con cinco vidrieras, aunque su proyecto era mucho más ambicioso: “hacer de este templo un lugar único en el mundo”. Un deseo que puede quedar inconcluso por su inesperado fallecimiento, en septiembre de 2021, cuando solo tenía 73 años.

Actualmente hay cinco vidrieras que representan diferentes fases de la gestación. La primera, ya colocada en 2015, representa la fecundación. Está ubicada a sol naciente (a la derecha el altar), por lo que cada mañana, el primer rayo de luz del día fecunda el óvulo y da paso a la vida.

En la fachada principal (en el coro) se encuentra el magdala de la gestación. Una representación de un embrión de once semanas.

Y el tercer rosetón, ubicado a sol poniente (a la izquierda del altar),  es quizás el más impactante y llamativo de todos. Muestra un feto en el momento de iniciar el parto. “El sol poniente simboliza la muerte, pero que tiene su continuación con la resurrección, ya que al día siguiente el sol sale de nuevo y fecunda el óvulo”, explicaba Blas Carrillo.

Feto en una vidriera de la iglesia de Turre. | Víctor Visiedo P./QVEA
Feto en una vidriera de la iglesia de Turre. | Víctor Visiedo P./QVEA

Sobre la nave principal del templo hay otras dos vidrieras, las más nuevas, instaladas en agosto de 2018. Una con una mórula (masa esférica de aspecto de mora que resulta de la primera segmentación del huevo fecundado al iniciarse el desarrollo embrionario) y otra con una blástula (una fase posterior que consiste en una única capa de células, los blastómeros, que cierran una cavidad).

Los artistas detrás de las vidrieras

Si Blas Carrillo pasará a la historia como mecenas e ideólogo de estas obras, los artistas que han grabado su nombre para siempre en la iglesia de Turre son Víctor García Góngora, arquitecto y doctor en Bellas Artes, y su hermano, el maestro vidriero Manuel García Góngora. Ellos fueron los encargados de plasmar, con enorme belleza y técnicas innovadoras, la idea del doctor Carrillo. Para llevarlas a cabo realizaron una profunda investigación, no solo en la temática, sino en la técnica. Están elaboradas con termofusión, con estructura de acero corten y cortadas con una técnica milimétrica de agua a presión.

Un proyecto inacabado: una cúpula con forma de vagina

Blástula en las vidrieras de la iglesia. | Víctor Visiedo P./QVEA

Si la iglesia de Turre ya es bastante interesante y digna de visita con las cinco vidrieras actuales, si algún día se completase el proyecto de Blas Carrillo podría ser uno de los templos más espectaculares de Almería.

El proyecto ‘Deípara’, que ha contado con el apoyo del Obispado de Almería y la colaboración de Ayuntamiento de Turre, incluye un total de trece vidrieras. Junto a las de la mórula y la blástula irían otras dos: una secuencia de ADN y un embrión dentro de su bolsa.

En la fachada principal, los dos ventanales actuales a ambos lados de la puerta tendrían unas enormes vidrieras verticales. En una, la silueta de una mujer. En la otra, la de un hombre. Los dos elementos claves para la vida.

Y en el espacio principal de la iglesia, en el ábside, una enorme figura de mármol de una mujer con un niño en brazos presidiría el templo, bajo una enorme cúpula para la que existen dos ideas: o bien la pintura mural, o una enorme cúpula de metal y vidrieras con forma de ‘vesica piscis’, simbolizando una enorme vagina.

Qué más ver en la iglesia de Turre

Interior de la iglesia de Turre. | Víctor Visiedo P./QVEA

En la iglesia de Turre, además de contemplar estas llamativas vidrieras, el visitante debe prestar atención a las tallas que llenan tanto el retablo mayor como las naves laterales. El pueblo le tiene especial devoción al Padre Jesús Nazareno, Nuestra Señora de los Dolores y San Juan Evangelista. También hay tallas de San Francisco de Asís, patrón de Turre, y la Virgen de la Inmaculada Concepción, la patrona.

Solo se puede entrar durante las misas, o poniéndose en contacto con el Ayuntamiento para conseguir la llave, pues no hay un horario de visitas. Las misas son los jueves y viernes a las 18:30 horas, los sábados a las 19:30 y los domingos a las 12:30 horas.

Subir a la ermita de San Francisco de Turre

Ermita de San Francisco de Turre. | Víctor Visiedo P./QVEA
Ermita de San Francisco de Turre. | Víctor Visiedo P./QVEA

También es recomendable subir hasta la ermita de San Francisco, en coche apenas dos minutos por el camino de la Nava. Se trata de otro templo, más antiguo que la iglesia (siglo XVII) ubicado en el punto más alto del casco urbano. Desde allí se ve una panorámica de todo el pueblo y de la comarca del Levante Almeriense, con Mojácar a un lado, Vera y el cerro del Espíritu Santo al fondo y la impresionante Sierra Cabrera detrás.

Dónde comer tras la visita a la iglesia de Turre

Para finalizar la visita, el viajero debe saber que Turre tiene una de las gastronomías más importantes del Levante Almeriense. Es imprescindible probar sus caracoles en salsa y la morcilla turrera. Para ello, el sitio más tradicional es Casa Adelina, ubicada en la Avenida de Almería, la calle principal del municipio.